5/5/08

Ay mamá pulpa...

Dice la Real Academia Española.
Pulpería: Tienda donde se venden diferentes géneros para el abasto.

De chico tenía ciertas habilidades. Una era el dibujo. Dibujaba bien. Pintaba bien. Era uno de los aplicados en actividades prácticas y un buen alumbo en plásticas.

Y también, como ahora, era disperso. Me perdía en cualquier nebulosa mientras daban una clase, las maestras (o señoritas) me encontraban pensando en mis sueños de Meteoro o Superman.
Una vez, en no sé qué clase, la seño armó un concurso: había que dibujar una pulpería.
Semanas atrás, supongo, habíamos estado hablando del tema. Se habrá tocado en algún libro, en algún monólogo docente. Por eso cuando dijo "manos a la obra", todos, yo incluido, nos pusimos a dibujar.
El invento era precioso. Divino. Todo en lápiz, como me gustaba, con diversos tonos de negro y gris, sombras, etc, mi creación iba a ser la envidia de la clase. La señorita anunció el final. Y pidió voluntarios para mostrar el dibujo.
"Yo! Yo! Yo!", grité, con las manitas levantadas y la voz de flauta de entonces. "Bueno, Jota, a ver qué hiciste. Levantalo así lo miramos todos", pidió.
Sonreí. Me puse de pie. Estaba orgulloso. Mostré la hoja, la roté, para que todos la vieran.

Encontré risas, carcajadas y aplausos hasta de la maestra. Me puse rojo, bordó, negro. No entendí qué pasaba.
"Qué es eso, Jota?", inquirió la seño.
"Una pulpería! Acá están los pulpos", enseñé, lógico, puntualizando los moluscos que colgaban de un gancho en la ventana de un negocio impecable y moderno, tal mi imaginación derrotada.
Si en la fiambrería se venden fiambres; si en la pescadería, pescados; si en las carnicerías, carne; y en la heladería, helados... Qué otra cosa se iba a poder comprar en una pulpería?

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