28/6/09

Duro

Después del decepcionante desenlace de la historia de Pequeña P -historia a la que le faltan algunos detalles del final, pero los dejaré para otro día-, decidí recomponer los cristales rotos y volver a la vida.

Y fui a trabajar, y salí con los muchachos, y jugué a las billas (pool), y cené, y tomé, y todas esas cosas.

Hoy, domingo, tenía una doble obligación: despertarme algo más temprano que de costumbre para pasar por el consulado argentino y justificar mi ausencia en los comicios para diputados y demases, y después tenía que trabajar.

Me levanté a las 10.30, más contento que lo normal, más descansado y despierto.

Me quedé un rato en la cama, ronroneando cual gato afiebrado.

Hice unas flexiones de brazos para demostrar que todavía no soy una momia.

Me levanté, fui al baño, abrí el grifo de la ducha, agua calentita en un baño frío, casi helado. Y entré a bañarme.

Y me lavé la cabeza, y me enjaboné el cuerpo, y sé que a ustedes no les interesan todas estas cosas, pero es importante... Algún movimiento de mi enjaboneo general provocó que en mi interior estallara algo. Algo hizo clic. Y mi cuello dejó de moverse.

Y me empezó a doler todo, desde el cuello hasta la cintura, como una ráfaga de puntiagudos vidrios rotos clavándose en mi piel. Y terminé de enjuagarme como pude. Y me sequé con dolor. Y me metí en la cama, durito, derechito, como podía.

Y cuatro horas después, con un ibuprofeno 600 y un diclofenac 50 corriéndome por las venas, todavía no puedo mover el cuello (aunque, verán, sí los dedos).

Y no sólo no fui a justificar mi no voto, sino que tampoco puedo ir a trabajar en este estado. Ni siquiera pude salir a comprar comida.

Y tengo hambre.

Y me duele el cuello cuando veo la tele, cuando quiero dormir, incluso ahora cuando estoy escribiendo estas líneas.

Ah, y estoy solo, de más está decirlo.

La vida de Jota es dura. Muy dura.

25/6/09

Pequeña P: episodio III

Si ya leyeron la primera parte de la historia de Pequeña P, y siguieron preocupándose por mi situación en la segunda parte, entonces, sí, ya están listos para la tercera...

Recordarán que acabábamos de cenar y que Pequeña P había recibido el llamado de Ale, su amiga, para ir a un bar. Recordarán, también, que me preguntó si yo quería ir.

Ya: me dijo que quería que yo fuera con ella. Y hacia allá fuimos.

Tomamos un taxi, llegamos a un bar en Barranco cuyo nombre no recuerdo, buscamos a su amiga y su chico y allá estaban, sentados uno al lado del otro en un silloncito de dos cuerpos, frente a una mesa ratona, con otro silloncito de dos cuerpos enfrente que, obviamente, ocupamos nosotros.

Y pedimos cerveza.

Y charlamos, y nos divertimos, y charlamos, y nos movimos, sentados, al ritmo de la música. Entre los cuatro, entre los dos.

Y bebimos cerveza.

Y me encontré frente a Pequeña P y su amplia sonrisa, y escuché de boca de Ale un comentario alentador ("la veo demasiado bien"), y nos miramos a los ojos, y reímos, y...

-Oye, Jota, creo que Ale se va a quedar mucho tiempo más...
-Bueno... Querés ir? Te acompaño hasta tu casa y después me voy al hotel.
-Eh... Bueno... Oye, Ale, nosotros nos vamos, ustedes se van a quedar mucho más...
-No! Una cerveza más y nos vamos! Una más! -respondió Ale.

Y volvimos a mirarnos, y...
-Bueno, tomemos otra.

Y hablamos. Y Pequeña P dijo:
-Reyes (un amigo en común) me dijo que soy histérica.
-Ja...
-Soy histérica?
-Y... un poquito...
-Pero es que yo no hice todo lo que hice porque soy histérica. Si te dije que no la otra vez es porque estaba con alguien, y si te dije que me trajeras vauquitas no fue por histeria, y si dije que sí de salir es porque ahora sí podía...
-Está bien.
-Pero en serio, no hice nada a propósito para hacerte daño.
-Está bien.
-No soy histérica.
-Bueno.

Y entonces tomamos rápido esa última cerveza compartida, y ellos, los otros dos, se demoraban.

Y entonces dije:
-Los esperamos afuera?
-Sí, vamos.

Y les avisamos, y huímos, y Ale se tomó su cerveza de un trago y salió atrás nuestro, sin chances del instante de intimidad.

Y nos subimos al auto del chico de Ale, Pequeña P y yo atrás, ellos adelante.

Y seguimos hablando, y nos acercamos, y de pronto me encontré fuera del auto, en una nube, volando, y me acerqué a su boca y...

-Oye, Jota, mira que no va a pasar nada.
-...
-Sólo amigos, sí?
-...
-Es que... No sé qué es lo que quiero, no lo tengo claro.
-...
-No quiero que alguno salga lastimado.
-...
-Además tú te vas a Buenos Aires, y no sé, no lo tengo claro. No quiero una relación.
-...

Y de pronto me acordé de una serie/novela infantil, y de esta canción:



Y llegamos a mi hotel. Y me bajé. Y me quedé recostado en la cama, sin entender muy bien, y sin saber si era por locura, por histeria o por ebriedad, y me quedé pensando...

En que tengo una nueva amiga...
(?)

24/6/09

Pequeña P: la leyenda continúa

Para los que no leyeron el comienzo de la historia, va un resumen:

o no, mejor lean el comienzo de la historia y vuelvan.

Listo?

Bien.

Ustedes recordarán que dije que iba a tirar la toalla. Pues no, no lo hice. Como también expliqué, las indirectas directas tienen que ser más que indirectas directas. Tienen que ser directamente NO. Si no, Jota no entiende. Entonces, en mi último día libre volví a apelar al siempre querido mensaje de texto que busca una respuesta clara y precisa: sí o no.

-Hola, mi nombre es vauquita y quiero que me lleves con vos. Jota dice que si cenás con él esta noche me deja quedarme con vos para siempre. Querés?

Un par de horas después, sinceramente, ya había perdido toda esperanza de recibir una respuesta. De hecho, me fui a almorzar con mi amigo Reyes, a comprar unos libros, a tomar un café al Starbucks del Ovalo Gutiérrez... En eso andábamos a las cinco de la tarde cuando sonó el teléfono. Era Pequeña P.

-Jota?
-Sí.
-Soy Pequeña P.
-Sí, cómo andás?
-Bien, y tú?
-Bien, acá ando, estoy tomando un café con un amigo.
-Ah... Me quieres llamar después?
-No, decime.
-Leí tu mensaje.
-Me imagino. Y?
-Mira... Todavía estoy en la chamba (trabajo) y después tengo clase, recién salgo a las 10...
-Como quieras, Pequeña. Yo con el horario no tengo problemas. Si querés que nos veamos, nos vemos. Si no querés, no nos vemos. Pero...
-No, no! Sí, quiero...
-Bueno... Entonces?
-Me llamás a las 7.30 y arreglamos?
-Te llamo.

Terminé de merendar con Reyes, caminamos hasta mi hotel, nos despedimos. A las 7.30, llamé a Pequeña P... y no me atendió.

A las 7.40, insistí:

-Hola, Jota.
-Hola, Pequeña... Dónde andás?
-Entrando a casa. Cómo quieres hacer? Adónde quieres ir?
-Vos sos local acá. Me decís adónde y voy, yo conozco mi hotel y dos restaurantes...
-Quieres pasarme a buscar por la universidad?
-Dale. Pasame la dirección, decime a qué hora y ahí estoy.

A las 10.15 pm la pasé a buscar. Estaba apoyada contra una pared y estaba... preciosa. Nos saludamos y empezamos a hablar con la incomodidad del caso. Caminamos unas cuadras hasta que decidimos tomar un taxi e ir a un restaurante a comer.

Vodka con naranja para ella, Cuba Libre para mí, la cosa pintaba obvia: íbamos a terminar borrachos. O al menos yo, que conozco mi poca capacidad alcohólica.

Cenamos, charlamos, nos divertimos, fumamos, tomamos, nos reímos, nos contamos partes de nuestras vidas (bueno, la mía tiene muchos más episodios... diferencia de edad, le dicen). Hasta que pasadas las 12...

Teléfono.
Atiende. Habla. Le escucho poco.
...
...

-Era Ale, una amiga, que está en un bar por Barranco y me dijo de ir para allá...
-...
-Quieres ir?

(continuará)

23/6/09

The HistEry Channel

No me corresponde a mí hablar de justicia o injusticia, aunque más adelante será necesario actualizar el tema, pero la pobre Pequeña P recibió muchas críticas a raíz de esta entrada.

Pero no les vengo a hablar esta vez de esas pequeñeces. Yo también me reconozco como un histérico, y en varios rubros. Porque los perdedores tenemos otros problemas además del de ser perdedor.

A modo de primera entrega, les cuento:

-No me gusta la mayonesa. Ni la salsa golf. Ni la mostaza. Ni la crema. Odio que les pongan mayonesa a los sanguchitos de miga o no de miga. Me cago de hambre en todos los cumpleaños y, cuando voy a McDonalds o a cualquier restorán, antes de pedir cualquier cosa pregunto: "No tiene mayonesa, no?". O advierto: "Sin mayonesa!".

-En mi casa tengo una mesa de madera, teñida/pintada/lustrada de negro, linda, modernosa, cool. Y cada vez que invito gente a comer estoy pendiente de que no apoyen los vasos, copas o botellas directamente sobre la mesa. "No, es que se raya", justifico. "Destiñe el color", digo.

-No hago colas. Si llego a un restorán y hay gente esperando afuera, me voy. No me gusta, me pongo nervioso. Odio los lugares llenos de gente.

-No llegues tarde a encontrarte conmigo: vas a padecer mi cara de culo durante horas. Y me voy a quedar resentido. Te aviso.

-No me gustan las comidas altamente condimentadas. No me lleves a un restorán mexicano. Ni a uno chino, ni vietnamita, ni afgano, ni judío, ni marroquí, ni-caragua.

-Suena irónico, pero no me gustan las gaseosas con mucho gas. Si me compro una coca o una sprite, bato la botellita antes de abrirla para sacarle el gas.

-La comida recalentada en el microondas es horrible. No tengo microondas. No quiero tener. No entiendo por qué la gente lo adora.

-Me pone histérico cuando me mandan mensajes de texto del tipo "hola, cómo andás", o "qué hacés, amigo, tanto tiempo?", o "qué se cuenta?", o "pasame la receta de la paella a la valenciana", o, como una chica con la que salí (por suerte) poco tiempo, simplemente "hola!". El mensaje de texto es para confirmar, preguntar o avisar cosas simples: "Llego tarde, no me esperen", "vas a lo de Pocho?", "cómo te fue en el examen?", "feliz cumple! después te llamo". Listo.


Tal vez suene un poco jodido, pero aun así hay gente que me quiere.







PD: este detalle jodido se lo dedico a Meryl, la más jodida de todas

20/6/09

16/6/09

Pequeña P

Pequeña P es morocha, de ojos marrones, tes oscura y una hermosa sonrisa blanca que contagia alegría. Es divertida, inteligente (o eso creo, mucho todavía no la conozco), agradable, buena onda. Y muy linda. Muy.

La conocí en mi primera estadía en Lima, hace casi dos meses, y no tardé una semana en invitarla a salir.

-Me encantaría, pero estoy con exámenes y con la chamba (trabajo)... Pero después vemos -me dijo.

Dejé que pasaran unos días, y volví a invitarla: a tomar algo, a cenar, a caminar, a mirar los coches pasar o a sentarnos en un parque a darles de comer a las palomas...

Ella rió, y respondió:
-No tengo problemas en hacer algo mientras las cosas estén claras. Estoy viendo a un chico ahorita, y no quiero malograr las cosas. Además, tú te vas a Argentina y no quiero entrar en ningún tipo de relación... Así que si quieres ir a tomar un café y conversar, por mí chévere... Pero esta semana entro en parciales.
-Ah... eh... bueno. No sabía que estabas con alguien, si no, ni te decía... En fin...

Un día antes de volverme, me dijo:
-Uy, ya te vuelves?
-Sí.
-Uh...
-Por qué 'uh'?
-No, es que pensé que te quedabas más. Para ir a tomar algo...
-(?)

Y quedó.

Ya en Buenos Aires, y a pocos días de volver a Lima, una noche ella se conecta en el messenger.
-Hola Jota!
-Hola, Pequeña P. Cómo estás?
-Bien. Corté con mi enamorado.
-...
-...
-Y... estás bien? Mal? Triste? Feliz?
-Bien, no sé, era algo que tenía que pasar.
-Claro... Bueno, pero es un problema.
-...
-Ahora vas a tener que inventarte otra excusa para cuando te vuelva a invitar a salir.
-jajaja... Creo que ahora te podría decir que sí.

Genial.

Llegué a Lima -con unas Vauquitas de dulce de leche que ella me había pedido- y, a los pocos días, repetí la invitación.

-Y qué quieres hacer? -dijo.
-No sé, lo que quieras. Salir, qué se yo. Vamos a tomar algo, a cenar. Vos conocés la ciudad... decime vos.
-Bueno, vemos.

El 'vemos', parece, significa 'no me rompas más las bolas, imbécil, y vuélvete a Buenos Aires'. Pero como yo no entiendo las indirectas y necesito que me digan las cosas con claridad, ayer, que tenía el día libre, volví a insistir.

La llamé al celular... apagado. Mensaje de texto:
-Las Vauquitas tienen día libre y te invitan a tomar algo. Querés?

Siete horas después...
-Jota! Hoy voy a cenar al chifa con una amiga, que es su santo... Lo siento, será otro día.

Y es así. Ya tiré la toalla.

Ah, cené solo, comida comprada en el súper, recalentada en el microondas que me pusieron en la habitación del Apart Hotel sin cocina. Por suerte, los m&m siempre me hacen compañía...

12/6/09

Mal aguero

Después de semejante viaje, de tanto cansancio, ya dormí como un lechón, ya salí a cenar, tomé bastante, perdí en el casino y trabajé como un condenado picando piedras.

En mi primer día en Lima no pude bañarme: la canilla de agua caliente que andaba mal, dejó de funcionar así como así. Me fui al trabajo apenas con una lavada de cara y cambio de ropa, enojado, enfurecido, insultando al conserje, que prometió un cambio de cuarto.

Al volver del trabajo, 23.40, me cambié de habitación.

Así que ahora no tengo más problemitas con humedad ni dejé de bañarme por culpa de la canilla maldita.

Ahora sólo hay olor a podrido en el frigobar e inconvenientes con el enchufe del escritorio... para enchufar la computadora tengo que pasar el cable por tooooooooooooda la habitación.

Es poco, teniendo en cuenta mis antecedentes. Creo que estoy re bien, no?

10/6/09

El viajar es un placer

Tomarse un vuelo a las 7 de la mañana, definitivamente, no tiene ningún beneficio.

Salí de casa pasadas las 4.30. Llegué a Ezeiza a las 5, sin haber dormido un segundo. Me saqué las valijas de encima, paseé por el free shop, charlé unos segundos con el abogado Julio César Strassera -ex fiscal del Juicio a las juntas y abogado de Ibarra en el tema Cromañón-, que estaba terminando un pucho en la apestosa sala de fumadores del aeropuerto, y esperé.

Al subir al avión me encontré con la primera sorpresa: en mi asiento, el 7C, pasillo (me da un poco de fobia estar contra la ventana o en el medio), había una señora. A su lado, una nena.
-Te molesta cambiar de asiento? Así estoy con la nena y no te molesta a vos...
-No, claro...

Y me pasé a un asiento... del medio.

A los pocos minutos, la chica de al lado mío me preguntó:
-Te molesta cambiar de asiento? Así estoy con mi marido...
-No, claro...

Y me pasé a otro asiento, al lado de dos treintañeras.

-Sos muy bueno -me dijo al pasar la madre de la nena.

Sí. Un pan de Dios. Lassie atado.

-No sé si es lo mejor que hiciste -me recibió una de mis nuevas compañeras de fila.
-Yo voy a dormir todo el viaje. Ustedes hagan lo que quieran -respondí, arisco.
-Nooo, no vamos a hablar todo el viaje!

Y hablaron todo el viaje.

Las azafatas tenían pasión por los altoparlantes. No pasó media hora sin que hablaran por algo: porque había que llenar el formulario por la gripe porcina, porque iban a servir un refrigerio, porque iba a pasar el carrito con los productos del fre shop... En un viaje de cuatro horas y media, me despertaron cinco veces. Más una: la chica de al lado quiso ir al baño.

Al llegar a Lima, me tuve que buscar un taxi: la empresa que me contrató no me mandó a ninguno a recibirme.

Y el hotel... Bueno.
"Kitchenette, horno microondas, aire acondicionado y calefacción con control remoto (...) Y un lugar adecuado para recibir invitados y amigos", reza la página web del Apart Hotel.

-Pero... No tenía kitchenette? -consulté al llegar al cuarto.
-Nooo, desde hace dos años que no tenemos! -me dijeron.
-Y por qué lo ponen en la web?
-Ah... Está todavía?
-...
-Quiere que le traigamos un microondas?
-Se suponía que tenía.
-Bueno, le traemos uno...

La ventana del cuarto no cierra, así que el frío polar es tremendo. Calefacción no hay. El baño es más chico que el de mi casa. Hay humedad en los techos. La canilla del agua caliente de la ducha anda mal. Y si llego a llevar un invitado, huye; y si es amigo, deja de serlo.

Es así. Llegué a Lima, amigos.

Sano y salvo (sólo por ahora).

9/6/09

JotAir

En pocas horas voy a estar viajando nuevamente para Lima, Perú, por trabajo.

Sí: a no muchos días de uno de los grandes misterios aéreos de la historia de los vuelos comerciales.

Pero, claro, por estas horas todos dicen lo mismo: el problema está en los Airbus, no en toda la flota de aviones.

En qué avión viaja Jota?

Un Airbus -al menos no de Air France-.

La parte buena de todo esto es que si se estrella, nada de desaparecer en medio del océano (excepto que pongan un mar entre Buenos Aires y Lima ahora mismo) y desconocer las causas de la tragedia; de caerse, yo me voy a estrolar contra un edificio, una montaña, una ruta o miles de personas dentro de un shopping. Se va a enterar todo el mundo. Bien a lo Jota. Papelonero.

Si llego, daré señales de vida. Si no... hagan de este blog un blog de culto (bueno, de incultos también).


8/6/09

Goloso

Me vuelvo a Perú.

Y sí, lo dije. Al final, me voy de nuevo. Un mes. Voy y vengo. No hay posibilidades de quedarme allá. Voy, trabajo, vuelvo.

Mis compañeros de Perú todavía no saben que voy. Sólo lo saben tres personas: León, Reyes y la pequeña Q. Como buen Jotita que soy, les pregunté si querían algo de Buenos Aires.

-Vauquitas!!!! -reclamó la pequeña Q. Y le compré dos cajas de Vauquitas.
-Alfajores!!! -me pidió Reyes. Y hoy, recién, le fui a comprar alfajores de todo tipo y color.

Como en Lima hay Havanna, no le voy a comprar lo que ya tiene. Entonces compré un par de alfajores Milka, un par de Bagley, un par de Cachafaz (los mejores, lejos, después del Capitán del Espacio) y unos alfajores Mantecol que, sinceramente, no conocía.

Además, compré unas Tita y unas Rhodesia. Y un dulce de leche Chimbote. Y no les cuento todo lo demás porque soy un boludo, me tengo que llevar un bolso extra para todo esto.

Pero la cosa es que con todos esos dulces arriba de la mesa, me tenté. Miré las Titas, los Mantecol, los Cachafaz... Y me dije:
-Hace cuánto que no me como un Milka!!!!

Y agarré el Milka. Lo abrí y... apa. Qué es eso? Moho?? Y eso verde???

Estaba no podrido, sino repodrido. Y vencido desde hacía una semana.

Miré el envase del otro Milka: vencido. Lo abrí, no tenía rastros de apestosidad, pero aun así lo tiré a la basura.

La parte buena es que mis amigos peruanos no me van a insultar por haberles llevado un alfajor vencido y podrido.

La mala es que siempre me pasa lo mismo, viejo: adonde apunto, zás. Una derrota.

7/6/09

Días

No me gustan los "Día de...".

El Día de los Enamorados me parece una cosa detestable.
El Día del Amigo me gustaría estar solo en Uganda, sin TV, con apenas un libro y una vela.
El Día de la Madre y del Padre me da mucha fiaca.
El Día del Niño, lamentablemente, pasó. Ya ni regalos recibo.
Y los Días en general, ésos que se escriben con mayúsculas, no me gustan, como tampoco me gustan la Navidad y el Año Nuevo. Básicamente no me gustan las fiestas masivas, populares.

Todo esto lo dejé claro acá. Y acá. Y acá. Y acá.

Pero hoy, 7 de junio, es un gran día. El Día del Periodista. Lógico que como buen perdedor nadie se acordó ni me saludó.

No lo piensan hacer? Vamos... un mimo para Jota...

5/6/09

Aforismos (I)

"El problema del invierno no es el frío, sino la ausencia del verano".

Jota Hesse, junio de 2009 (cuando todavía no empezó el invierno)

4/6/09

Araca la cana

Hoy me llamó mamá:
-Te vino a buscar la Policía.
-Eh? Qué? Es un chiste? ("Me descubrieron!", pensé)
-No, no es un chiste.
-Y por qué?
-No sé, dijeron que tenían que entregarte algo de la Junta Electoral, pero me pareció raro porque mil veces fui presidenta de mesa y nunca me vino a traer el sobre la Policía.
-Y qué hiciste?
-Les dije que no vivías acá, me pidieron tu nueva dirección, dije que no se las iba a dar, me preguntaron por qué, dije que por seguridad.
-Bien. Y?
-Me pidieron que baje yo, pero les dije que no. Me preguntaron por qué, les dije que por seguridad... Me dijeron que mirara por el balcón y que iba a ver el patrullero en la puerta, pero recién me había bañado, así que no podía salir. Les dije que pasaran el sobre por debajo de la puerta y me dijeron que no podían, que tenían que entregar el paquete en mano.
-...
-No sé, es raro.
-Sí.


Ya lo saben: o me paso el domingo 28 de junio sentado en un banquito poniendo sellos y contando votos, o me paso el resto de mi vida en un penal, sirviéndole el mate a algún convicto medio pesado. Si me van a ir a visitar, Marlboro y chocolates, porfa.

Ah, si no saben nada de mí en los próximos días, hagan la denuncia en los medios: digan que me recibí de perdedor.



(Araca la cana)

3/6/09

El sulphur también existe

Mis visitas al homeópata ya son graciosas.

Ayer fui y, como siempre, tuve que esperar largo rato para entrar. Cuando me llamaron, además de mi homeópata había otros cuatro: dos mujeres, dos hombres. Ya conocía a las dos chicas y a uno de los muchachos, producto del ateneo del que participé y de que casi siempre mi doc tiene a algún practicante tomando nota y opinando.

En la sala de espera -en el pasillo, en realidad- hacía un frío de cagarse. Cuando entré, estaba helado.

-Hola, soy Jota, qué tal... Aunque podría trabajar en la película de Los Pintín -bromeé.

Se ve que no conocían a Los Pintín, porque no se rieron. Pero yo estaba helado.

Juan, el homeópata, me preguntó cómo estaba, cómo habían resultado los últimos globulitos.

-Como siempre -respondí-. A veces mejor, a veces peor, va y viene, como la vida. Ya es más o menos lo mismo de siempre, estoy absolutamente resignado y, a la vez, dispuesto a seguir probando todos los remedios que me des.
-Bueno... La idea no es que pruebes todos, sino que encontremos el que te haga bien.
-Sí, claro. Pero a este ritmo...

Me hizo las preguntas de rutina, cómo estaba mi ánimo (maso), cómo dormía (mal), la ansiedad (y...), el trabajo (ajjj), la vida (eeee), la pareja (cri cri), etcétera. Y fui totalmente sincero:
-Estuve en Perú, por trabajo. A los dos días de llegar a Lima, se me había ido la urticaria. Cuando dejé de contar los días que llevaba para contar los que me faltaban para volver, me volvió con todo.
-...
-...
-Estabas bien ahí?
-Sí, no entiendo qué hago acá. Me quiero matar. Bueno... No matar literalmente.
-Se entiende.
-Sí?

Seguimos hablando, y la verdad que creo que todos se divirtieron mucho conmigo. Deben ser un embole los otros pacientes.

Enseguida repasamos todos los remedios que había tomado hasta el momento: Sulphur 6, Nux Vómica 6, Mercuris Solubilis 6, Pulsatilla 6 y creo que me olvido de otro.

Como de costumbre, me mandaron al pasillo para analizar mi caso y darme una nueva respuesta. Caminé por el pasillo como un padre primerizo, pero por el frío: sentado me congelaba. A los pocos minutos, me hicieron entrar.

-Mirá, Jota -dijo Juan-. Estuve repasando todo tu historial y cuando te dimos el Sulphur 6, que fue el primero que te dimos, y enseguida lo mezclaste con Ataraxone, un antihistamínico. Pero después mostraste una mejora que se prolongó en el tiempo, te acordás?
-Y... no. Eso fue en el 2007, no?
-Sí... Pregunto si te acordás que habías tomado eso.
-Ah, sí, sí... Lo tomé mil veces.
-Bueno, creo que tal vez me apuré en cambiarte el remedio y debimos haber probado más tiempo. Faltó paciencia.
-...
-...
-Todo bien. Yo tomo lo que me des, no entiendo nada. Si querés, me tomo un frasco de globulitos por día, con tal de que no me pique más...
-No es para tanto...

Y bueno. Resumiendo. Acá estoy de nuevo: Sulphur 12 (a neurosis mayor, la dosis también es mayor).

Pero para dejar de resumir, vamos a extendernos: siempre busco en Internet el significado de los remedios que tomo. Y con qué me encontré?

Desopilante:
Sulphur es un remedio homeopático para los que sufren "problemas de piel o ira". Vamos bien. Después encontré que "también se usa para el estrés mental, falta de energía, pérdida de memoria e irritabilidad". Podríamos decir, también, que seguimos bien. Peeeero... Empecé a preocuparme cuando leí que el "sujeto Sulphur" (hay un sujeto Sulphur?) puede tener "un aspecto jovial, o son delgados, desairados y con aire de ser perezosos. Tienen un cabello áspero sin brillo (NdeJ: qué cabello?), una piel seca y escamosa y casi siempre necesitan un buen baño". Me mataron. Le erraron feo con algunos gustos: "No le gustan la leche, los huevos ni las bebidas frías". Acertaron en que desea "comidas grasosas, dulces". Me enteré que mi peor hora es las 11AM y que debo dormir del lado derecho. Que me rodea el desorden. Y que mi pereza me impide acabar lo que empiezo.

A propósito de esto último, lo peor de todo es que

2/6/09

Ser o no ser

Fue raro este último mes, sin dudas. De pronto me llega una oferta para ir a trabajar durante un mes a Perú.

Viajo, me va muy bien. Bien el trabajo, bien con la gente. Todos quieren que me quede. Pero debo volver. Me dicen:
-Vendrías a trabajar aquí, pero más tiempo?
-Claro!

Y me hacen una oferta. Y negociamos. Y casi que quedamos. Me escriben:
-Ya está aprobado por el gerente. Falta el gerente general.

Y no lo puedo creer. Este no es Jota Hesse. Dónde quedó el perdedor, el tipo al que todo le salía mal?

Pasan unos días, la adrenalina sube. Encuentro a quién alquilarle el departamento. Les aviso a todos que tengo los días contados, que vayan preparando la despedida. Hasta el homeópata me da el teléfono de un colega en Lima, para que lo vea si mi urticaria sigue molestando durante mi estadía en el vecino país.

Hoy suena el teléfono. Es el teléfono rojo, el de las cosas importante. Se acerca el momento: Jota deja la mediocridad porteña y se va a crecer a otro país.

-Oye, hubo un problema. No tengo buenas noticias -me dicen del otro lado de la línea.

Y no: que la empresa no tiene dinero, que lo que se pensaba era imposible, que estoy sorprendido, que no sé qué te parece, que podrías venir solamente por un mes? No hay posibilidades de que te podamos contratar. Lo lamento.

Y Jota Hesse vuelve a ser Jota Hesse.

Y disculpen, pero ahora me voy a comprar una soga resistente. Me tengo que colgar.

1/6/09

Horóscopo para junio

Aries: intentá no excederte con las bebidas gaseosas. Podés llegar a pasar papelones públicos a causa de lo que comúnmente se llama ‘pedo’. También evitá las carnes rojas, azúcares y el sedentarismo. El bobazo está cerca (y no me refiero a mí).
Tauro: la economía no mejora. Si sos solo/a, es recomendable encontrar una pareja solvente para el resto de tu vida. No intentes la personal: no funciona con vos. Que te mantengan. 
Géminis: erupciones en la piel, alergias y pestes menores. Nada que no se solucione con médicos tradicionales, homeópatas o una simple terapia de una vez por semana. La buena música te puede llegar a calmar el alma.
Cáncer: raspones. Una caída es factible en este mes. Del 15 en adelante, procurá salir poco y pasar más tiempo dentro de tu casa. La gripe A te va a estar esperando puertas afuera.
Leo: alegría! Esta vez no habrá enfermedades graves. Tu preocupación debería pasar por cuidar a tu pareja. Te va a dejar si seguís así. Dale más bola, pero no la ahogues; pero tampoco te alejes porque va a pensar que no la/lo querés. Sí, es complicado el amor, sabelo.
Virgo: un amigo va a necesitar de tu ayuda y vos no vas a poder ayudarlo, así que si te llama tratá de mantenerte ocupado/a para no tener que mentirle. El viernes 26 estate muy atento/a si salís.
Libra: si apostaste algo, vas a perder. Andá juntando la plata para el asado. Noches de insomnio y problemas gástricos. Bien en el amor, andá juntando plata para los pañales.
Escorpio: sexo tántrico. O tanto sexo que no lo vas a poder creer. No apeles a la pastilla del día después, en tu caso no va a funcionar, o va a generar más problemas. Alegría! Ah, no, en tu caso era 'alergia'. Sorry.
Sagitario: por fin encontramos el amor! Lástima que dure tan poco. Aprovechalo, antes de fin de año se pudre todo. El trabajo es tu peor pesadilla. Si tenés la oportunidad, cambialo, no lo dudes.
Capricornio: un viaje te vendría bien para alejar esos fantasmas. No, ésos no… ésos. Sí. Ahí me entendiste. Las drogas blandas pueden aliviar momentáneamente, pero a la larga, mejor analizate seriamente.
Acuario: todo sale mal. Todo. Noches solitarias, desencuentros amorosos, várices y cataratas. Ojo al cocinar, hay un 89% de posibilidades de que durante este mes te quemes fulero.
Piscis: el 7 de junio es tu día. Aprovechalo, porque después todo va a andar mal. Salí, divertite, tomá, conocé gente, buscá trabajo, departamento, a un hermano perdido, todo, todo ese día. El resto va a ser mejor olvidarlo.

Fuente: HoJota*

*Grupo de especialistas en futurología bautizado como Horóscopos Jota, integrado por dos astrólogos, una foniatra, un crupier, un librero del Parque Rivadavia, un hijo no reconocido de Lugo y dos eunucos con poderes sobrenaturales.
*El porcentaje de probabilidades de error, esta vez, es de 27,2%.

Yo no me quiero casar... (II)

Después de un par de días de meditarlo con la almohada, decidí qué hacer con la señorita protagonista de un par de post atrás. En realidad, ...