30/6/08

Hollywood en castellano

Un Starbucks en Buenos Aires?

Hace un par de meses, cuando leí en el diario la noticia, un poco me alegré. Mi única experiencia con esas cadenas había sido en Canadá, y había disfrutado mucho: desayunos baratos y ricos, variedades de cafés, aditivos a gusto. Allá, como los McDonalds, el Starbucks no es un lujo ni algo de gente cool. Es una tienda simple para cosas simples. Pasás, tomás algo, te vas. Desayunás, charlás con tu compañero y te vas. Te atienden rápido. Te vas rápido. Aunque si te gusta el lugar, si necesitás quedarte, podés hacerlo: es un lugar en algunos casos tranquilo (obviamente no en los centros más movidos de las ciudades), que hasta puede contar con mesas en la calle, al aire libre, como la imagen demuestra.
Insisto: cuando me enteré de la inauguración en Buenos Aires, un poco me alegré. Cuando me enteré que el lugar elegido era el Alto Palermo, un poco me fastidié, a pesar de que lo consideré lógico. Y cuando pasé el otro día, enloquecí. Definitivamente, enloquecí. El furor por lo importado, por lo extranjero, por lo norteamericano y holliwoodense me enferma. Me indigna.

Qué hace toda esa gente amuchada en la barra del lugar, esperando ser atendida para gastar, promediemos, unos 15 pesos para tomar un café con algo que no es, reconozcámoslo, una exquisita y suculenta porción de torta casera? Son felices esos -en su mayoría- adolescentes que se amontonan, se apretujan, se estorban, se retuercen para sacar los billetes de sus bolsillos? Son felices esos empleados o cobran migajas, como en los McDonalds? Son o se hacen?

De más está decir que no tomé mi café en ese lugar. Pero no me siento un perdedor por eso: es la primera vez en la vida del Manual de Perdedores que los perdedores -al menos para mí- están del otro lado.

29/6/08

Preguntas (VI)

  • Por qué me enfermo siempre cuando arranco las vacaciones?
  • Por qué cuando uno se compra una prenda de vestir, un disco, un libro o cualquier cosa, al día siguiente lo ve más barato en otro lado?
  • Por qué te preguntan si estás yendo al gimnasio cuando lo que tenés, indudablemente, son kilos de más?
  • Por qué siempre se libera el asiento del colectivo que está más lejos de uno?
  • Por qué se cae el sistema del banco cuando voy yo?

27/6/08

Horóscopo para el fin de semana

Aries: apretado por los gastos de fin de mes, tendrás problemas para satisfacer tus deseos de parranda sabatina. Maneja la tentación del hurto, puedes ser atrapado in fraganti.
Tauro: el amor de tu vida está a la vuelta de la esquina, pero llegarás tarde. Cuidado, hombres: una chica vestida para matar es en realidad un chico con regalito.
Géminis: infecciones, dolores estomacales y cansancio. Si te ocurre, no es gripe: visitá con urgencia a tu médico.
Cáncer: lo mejor es quedarse en casa (NdeR: me lo dijeron del más allá, sin mayores precisiones).
Leo: cuidado al elegir el taxi. El chofer puede ser violador o asesino serial.
Virgo: si tenés dos opciones de colectivo para ir al mismo lugar, elige siempre el número más bajo este fin de semana. Ahorrarás tiempo.
Libra: tu equipo, el que quedó al borde del descenso, se salvará sobre la hora. Tranquilo: la B es para otros. Tormenta en algunas provincias.
Escorpio: el sexo opuesto elogiará mucho tu figura, lo que puede generar malestar si alguna parte no es original.
Sagitario: sorpresa en la web. Tu ex colgará en youtube videos porno que grabaron juntos. La buena: serás un éxito de taquilla.
Capricornio: evitá el chocolate. Cacao para hoy es obesidad para mañana.
Acuario: una vieja novia aparece nuevamente en tu vida. No la atiendas: trae un regalo con tu apellido.
Piscis: no subas a ese avión. No, no subas. En serio... No subas!!!!!

Fuente: HoJota*
*Grupo de especialistas en futurología bautizado como Horóscopos Jota, integrado por dos astrólogos, un taxista, un antropólogo, el panchero de Cerrito y Lavalle, la ama de llaves de Mirtha, una prima de la Kloosterboer y dos eunucos.

26/6/08

Son perdedores (IV)

  • Los mayores de 18 que coleccionan latas de gaseosas, estampillas, soldaditos, muñequitos o casi cualquier cosa
  • Los que prefieren ver un partido de fútbol antes que ir al cine, a comer con amigos/pareja o cualquier evento social
  • Los que pagan por sexo
  • Los que se cuelan en la fila del colectivo
  • Los que mandan videitos caseros a TN y la gente
  • Los que terminan una pareja por mail, messenger o teléfono

  • Bonus track: los que arman un blog muy parecido a otro...

25/6/08

El colmo de un perdedor



Soy tan pero tan perdedor que en la web de Clarín hablan de los blogs de perdedores, pero no del mío, porque no pertenezco a Clarín Blogs... ¿Alguno me habrá plagiado? ¿Qué dicen?

Elogio de la lentitud


Caminaba por Toronto, paseaba, cuando levanté la cabeza y lo vi. Vi el cartel. Me reí. Le saqué una foto. Eso fue hace un año. Ahora la encontré hurgando en las carpetitas de la compu.

Por muchas razones, hoy me sentí de alguna manera identificado: soy una larva, tengo menos movilidad que una babosa, en invierno no me sacás del caparazón ni de casualidad, los vivos me pasan por al lado y no me doy cuenta, ni hablar de lo que dormí toda mi vida con las mujeres...
Por eso, un poquito caminando y otro poquitito a pie...

24/6/08

Me siento perdedor...

  • Cuando comparo mi sueldo con el de un taxista.
  • Cuando comparo mi sueldo con el de un colectivero.
  • Cuando comparo mi sueldo con el de un camionero.
  • Cuando comparo mi sueldo con el de un legislador.
  • Cuando comparo mi sueldo con el de un empleado administrativo.
  • Cuando comparo mi sueldo con un analista de sistemas con dos años de experiencia.
  • Cuando comparo mi sueldo con el de un pintor.
  • Cuando comparo mi sueldo.


Punto.

23/6/08

Promoción


Jamás pensé que se podía escribir tanto sobre una campera. Pero es la muestra más cabal de que estoy meado por un centenar de maratonistas con tres litros de Gatorade encima.
Recordarán, o no, que tuve algunos problemas para encontrar la campera que me gustaba, pero que finalmente me la compré, aunque no por eso dejé de sufrir turbulencias.
Esta mañana, como todos los lunes, fui tempranito a dar clases a la escuela de periodismo (no se rían, de a ratos soy serio). Al salir, Willy -mi compañero- y yo fuimos a comer una pizza. Reproduzco el diálogo.
W: Esa es la campera que te compraste?
Jota: Sí, no es la que quería, es otro color, pero está buenísima. Estoy contento.
W: Sí, es linda... La compraste con la promoción del laburo?
Jota: Qué promoción!!??!!??
Siempre llegan mails internos del laburo, del otro laburo, con promociones y descuentos que generalmente no sirven para nada. Esta vez servía. Hoy lo busqué en la papelera del mail y ahí estaba: los empleados de la empresa tenemos 30% de descuento en cualquier producto Montagne, en casi todos los locales. No lo vi. Ya me compré la campera. Podría haberme ahorrado casi 100 mangos.
Y ahora, si me disculpan, me voy a cortar las pelotas...

Billar de emergencia

Mierda, qué noche la del sábado, eh? La juventud a flor de piel.
Mi propuesta era simple: vénganse a tomar algo a casa. Blu fue un poquito más allá: invitó a Nano a cenar. Lo de Nano fue re loco: juguemos al billar.
Ellos llegaron antes, yo me sumé después del trabajo. Bajé las escaleras de Los 36 Billares, ahí por Avenida de Mayo, y los vi: Nano y Blu, prácticamente solos en el salón, uno tomando cerveza, el otro una sprite. "Tengo que manejar", explicó Blu. La responsabilidad a flor de piel.
Tenía hambre. Pedí un tostado y un gin tonic. Cuando el mozo venía con mi tostado, pareció caérsele algo al piso. Lo levantó y volvió a la barra. A los 30 segundos reapareció con mi tostado. Alguien duda de que se le cayó un triangulito de pan con jamón y queso, lo limpió con una servilleta y se hizo el boludo? Nadie. Me lo comí igual.
Fue la primera vez que jugué al billar. Empecé con todo, ganándoles al amateur Blu y al único que sabía de qué trataba la historia, Nano. Estuve así, arriba, más de una hora. En la antepenúltima bola, Nano me pasó; en la última, también Blu. Quedé cola. Quedé perdedor.
De ahí fuimos a Carlitos: los nenes estaban tentados con un panqueque. En el auto empecé a sentirme mal. "Me siento asqueado", expliqué. "Me caigo de sueño", dije. Blu ofreció llevarme a casa. Le dije que no. Llegamos a Carlitos, pidieron sus panqueques. "Yo agua", balbuceé.
A los cinco minutos estaba afuera, respirando el aire frío, tratando de levantar el alma mientras esperaba un taxi que no venía. Ni vino. Volví adentro, esperé a que terminaran sus panqueques. Salimos. Blu me llevó a casa.

No eran ni las 3 de la mañana: yo estaba derrotado en la cama, asqueado o borracho o alguna cosa por culpa de un maldito gin tonic, de un tostado que se revolcó por el suelo de Los 36 Billares y de una caída digna en un deporte que, desde ahora, probablemente sea el que me acompañe hasta el fin.

21/6/08

De pronto... splash!

No hace mucho, conté que quería comprarme una campera que me abrigara del frío, pero también me protegiera de la lluvia. No encontraba el color, o si lo encontraba no había talle. Pues bien: me compré la campera con el talle exacto, Small (no porque sea chiquito, sino que el Medium es para elefantes), pero en un color que no pretendía; negro.
A los cuatro días empecé a fastidiarme: "Para qué me compro una campera tan cara si no hace tanto frío y no llueve ni de casualidad?"
Escribí todo esto y mucho más para hacerlo un nuevo post en este Manual de Perdedores. Pero no lo subí...
Ayer comenzó a llover en Buenos Aires. No paró en todo el día; hoy siguió lloviendo y ahora, madrugada ya del sábado, siguen cayendo gotitas.
A la mañana salí con mi campera nueva a pasearme por la lluvia. Fui, vine, fui, vine; al mediodía me encontré a almorzar con Lau.
"Día de mierda", me dice.
"Horrible, pero tengo mi campera nueva, al menos no me mojo", le respondo, feliz.
Terminamos de comer. Se va para su lado, yo me dispongo a tomarme el colectivo para ir al trabajo. Me pongo la capucha; la protección, la impermeabilidad, es fantástica.

Viene el bondi; estiro la mano, lo paro; bajo del cordón y...
Splash.
"La concha de la lora!", estallo en un grito, mientras la vieja que está a un costado se asusta, me mira con mala cara.
Lo que parecía un charquito de agua era un pozo ciego, o ciego estaba yo que no lo vi. Me mojé hasta los tobillos; la zapatilla era un estanque, salían gotitas para todos lados.

Estuve todo el día con la zapatilla, la media y el pie derecho mojados. Eso sí: la campera es re grossa, con esas costuras termoselladas no pasa un hilito de agua. Ni un hilito de agua!!!

19/6/08

HP: horóscopo para el fin de semana


Aries: cuidado con las drogas. Una pitada puede hacerte ver enanitos por todas partes. No te pierdas, quedate con tus amigos.

Tauro: un fin de semana de locos. Te olvidarás a tu mejor amigo en el boliche. Para las mujeres: cuidado con las bolsas del supermercado.

Géminis: una baldosa suelta puede provocarte mucho enchastre. Alejate de la lluvia.

Cáncer: el domingo pasarás uno de los peores días de tu vida. Sorpresa: por ahí no es este domingo.

Leo: cuidado con las frituras. Una cagadera está detrás de esas papas fritas.

Virgo: todas las sospechas se hacen realidad. Tu pareja se irá con otro/a.

Libra: tu equipo quedará al borde del descenso. No vayas a la cancha: una avalancha te dejará debajo de 17 personas.

Escorpio: no hay mal que por bien no venga. Una muerte te brinda un regalo inesperado.

Sagitario: el novio de tu hermana intentará comerte la boca. Tu hermana presenciará el acto y pensará que son amantes.

Capricornio: mal sábado para tu ropa interior. Aparecerá debajo de un parlante.

Acuario: un nuevo virus está esperando para entrar en tu computadora. No olvides hacer un back up o será demasiado tarde...

Piscis: no manejes. Tu auto corre serios riesgos.

Fuente: HoJota (Horóscopos Jota)

Insomnio

Son las 2.04, estoy muerto de sueño y no me puedo dormir.


Se lo tenía que contar a alguien...

17/6/08

Antojo


Me desperté antojado. Necesitaba comer "eso".
Intenté despistar la atención tomándome un té verde, después preparando y deglutiendo dos tostadas con mermelada.
No pude; me cambié, me abrigué y corrí al kiosco.
"Tenés huevo Kinder?", interrogué a 30 metros de casa.
Dijeron que no.
Fui a otro kiosco: lo mismo. Y a otro, y a otro. Entré al súper chino, que nunca falla, pero esta vez tampoco tenían. Pasé por el Disco; no los encontré.

Volví a casa desilusionado, con un chocolatín Jack como consuelo que devoré en el camino -parece un chiste, pero el chocolatín Jack había venido sin muñequito sorpresa, algo que esta vez no me provocó desazón-.
Antes de entrar al edificio, recordé que en almacén de al lado a veces tienen estas delicias. Y tenían mi huevito Kinder. Además de saciar mi antojo, iba a poder incrementar mi colección de muñequitos, habituales regalitos para mis sobrinos.

La derrota no fue haber caminado tanto para conseguirlo en el lugar más cercano: cuando me dispuse a enfriarlo unos instantes en la heladera, encontré ahi, en los agujeritos 'posahuevos' del refrigerador, un huevo Kinder antiantojos esperando por mí desde hace días...

15/6/08

Two bags!


El año pasado, después de diez años de antiguedad y un planteo quejoso, en el trabajo dijeron que me debían algo, que estaban en deuda conmigo, y decidieron darme:
a) un aumento
b) un viaje de placer
c) un bonus por productividad
d) un ascenso
e) una noche en un hotel 5 estrellas con cena y Spa
f) un viaje de trabajo

Como era de esperar, me dieron la opción F. Había un viaje. Alguien tenía que viajar. Para trabajar. Y viajé yo.
El destino, igualmente, no era para desestimar: Basilea, primero, Barcelona, después. Nada mal.
La compañía aérea: British Airways.
El parate: San Pablo.
El cambio de avión: en Londres, a Swiss Air.
Es decir: Buenos Aires (Argentina)-San Pablo (Brasil)-Londres (Inglaterra)-Basilea (Suiza).
En Ezeiza, precavido, le presté atención al cartel que anunciaba qué se podía llevar arriba del avión: sólo un bolso de mano y una computadora portátil. El cartel, claro, mostraba dos dibujitos, el del bolso y el de la laptop dentro de otro bolso, y entre esos dibujitos había un +. Era a prueba de tontos.
Uno + uno = dos.
O eso pensaba.

Como pasa habitualmente, en San Pablo hubo una no leve demora. Un colega, un fotógrafo y yo compartimos el vuelo. En medio del viaje nos dimos cuenta de que el tiempo iba a ser justo: para poder alcanzar la conexión Londres-Basilea íbamos a tener que apurarnos.
Llegamos a Londres media hora antes de la salida de nuestro segundo avión. Corrimos de un lado para el otro hasta que encontramos el camino: una fila de unas 200 personas que caminaban a paso de hormiga hacia el control policial. Fila india. Paso a paso. Todos íbamos mirando el reloj. De pronto, la fila avanzó un poco más rápido y quedé delante de mis compañeros de viaje. Apuré el paso hasta que un tipo vestido de camisa blanca, corbata azul y un bastón policial agarrado del cinto se me puso adelante: “You, two bags. Out!”, me ordenó.
Qué?
Cómo?
Le entendí perfectamente, mientras le explicaba, o intentaba explicarle, que esos dos argentinos que pasaban con los mismos bolsos que yo, o incluso más (el fotógrafo tenía su bolso de mano, su laptop y otro bolsote con la cámara y varios lentes), eran mis compañeros.
“Out. Two bags”, insistía el hombre, que parecía no tener más palabras. Me sacó de la fila.
“No, one bag, and one laptop!”, intenté explicarle unas diez veces.
"Two bags!"
"One bag! One laptop!"
El hombre se puso duro. Me dijo algo así como que si insistía me sacaba de la fila y me llevaba al cuartito, y no el del amor. Todo esto a los gritos. Todo esto en inglés.
Mi cara de “no sé qué hacer, me quiero matar, y encima no te entiendo nada” dio resultados. Estaba al borde del llanto. Me explicó (siempre a los gritos) que podía meter un bolso dentro de otro y llevar la computadora en la mano (?).
Lo hice. Hice entrar el bolso de mano dentro del de la computadora. Y corrí.
La fila era eterna. Llegué al control y una señorita me explicó que tenía que dejar las cosas en la cinta mecánica, incluidas mis… zapatillas. Me saqué las zapatillas. La campera. Puse el celular, las monedas, las llaves, el cinturón, todo sobre la cinta. Pasé el control. Agarré todo.
Miré a la mina: "It's ok?"
"Ok, go", respondió.

Corrí.

Me sentí en una película yankee, tonta: tenía un bolso enorme en una mano, una laptop debajo de la axila, los pasajes y el pasaporte agarrados de los dientes, las llaves, monedas y cinturón en la otra mano y las zapatillas colgadas del cuello, anudados los dos cordones.
Corrí así, derecho, 50 metros, mientras todos me miraban.
Bajé así, como loco, las escaleras mecánicas.
Corrí así por el hall del aeropuerto.
Hasta que vi a mis compañeros de viaje: miraban hacia arriba, como pidiéndole a Dios que no fuera cierto. Miraban hacia arriba las pantallas de TV que anunciaban que nuestro vuelo, Londres-Basilea, el de Swiss Air, había salido cinco minutos antes.

Al mes volví a viajar, esta vez a Canadá, previa escala en Estados Unidos. Ya no iba a dejar mi suerte librada a la locura del oficial de turno: me compré una mochila porta laptop. Todo junto.

Un bolso.
One bag.

13/6/08

Al gran Jota argentino... salud?

1) Rejuvenecimiento facial ("sin cirugías", aclara) que incluye el láser facial antienvejecimiento, 50%
2) Hidratación efectiva + energía gracias a un 15% de descuento en Powerade
3) Sancor Bio, para ayudar a mis defensas

Será un mensaje divino el de los cupones de descuento que me dieron en Disco? Un preaviso? Una manera indirecta de decirme que estoy hecho mierda? No me dieron cupones para comprar más barato un sachet de leche, ni un desodorante, ni nada habitual. Todo para mejorar mi salud o mi aspecto. Quién lo decidió? Dios? Tendré que empezar a creer?

Tanto se nota, acaso?

En blanco

No tengo apariciones, ganas de escribir anécdotas, de recordar situaciones, de hurgar, de hacer.







Página en blanco

Mario Benedetti


Bajé al mercado y traje
tomates diarios aguaceros
endivias y envidias
gambas grupas y amenes
harina monosílabos jerez
instantáneas estornudos arroz
alcachofas y gritos
rarísimos silencios

página en blanco
aquí te dejo todo
haz lo que quieras
espabílate
o por lo menos organízate

yo me echaré una siesta
ojalá me despiertes
con algo original
y sugestivo
para que yo lo firme

12/6/08

Son Perdedores (III)

  • Los que buscan pareja por Internet
  • Los que mandaron fotos a los diarios online cuando nevó en Buenos Aires y otras ciudades.
  • Los que se van de vacaciones y guardan toda la ropa en bolsitas (una bolsita para la ropa interior, otra para las remeras, otra para las zapatillas, otra para los pantalones, otra para los sweaters, otra para... bastaaaaa!)
  • Los que usan camiseta de fútbol para salir, ir a trabajar o cualquier evento o actividad que no sea ir a jugar al fútbol o ver a su equipo (que ya de por sí es bastante loser)
  • Los que ven el programa que da América después de las 12 de la noche (se llama Mi nuevo yo)
  • Los que van a bailar TODOS los fines de semana (no digo simplemente "los que van a bailar" para que no crean que soy intolerante)
  • Los que se juntan a emborracharse antes de salir
  • Los que leen lo que escribo y se sienten identificados...

He dicho

11/6/08

Lechuguita

En el 96, el Negro, Pol (que es Pablo, pero como hay otro lo llamamos Pol) y yo decidimos emprender un viaje mochilero a Uruguay. De punta a punta, pasando por Punta, o algo así.
Buquebús a Colonia. Micro a Montevideo. De ahí, a recorrer. Pasamos por Piriápolis, Punta del Este, La Paloma, La Pedrera, etc… Hasta que el Negro se volvió, y Pol y yo seguimos rumbo a Santa Teresa, bien al norte, un Parque Nacional divino, camino al Chuy.
Llegamos un mediodía, armamos la carpa en el camping silvestre y bajamos al barsucho para comer algo.
“Qué pedimos?”, consulta Pol, mientras ojea el pobre menú.
“Chivito, qué vamos a pedir en Uruguay?”, respondo.
Dos chivitos: tomate, huevo, jamón y lechuga para cada uno. Yo tomé gaseosa; él creo que cerveza.
A diferencia de lo que hago siempre que un sandwich trae lechuga, esa vez no se la saqué. No me gusta, pero entre tantas cosas no molestaba. De ahí fuimos a la playa. Jugamos al vóley. Al fútbol. La pasamos bárbaro. Terminó el dia. A cocinar.
Armamos un fuego pobrísimo, que no se levantaba con nada. Raro: no habíamos tenido problemas hasta ahí. “La madera acá no está buena”, nos advirtió un vecino con casa rodante y anafe a gas. Un genio. La madera estaba húmeda.
No le dimos bola. Pusimos la parrillita arriba del fueguito brasero, cacerola con agua y a calentarse. Después de media hora, con el agua todavía tibia, le tiramos la polenta. “Algo va a salir de esto”.
Salió algo horrible, casi crudo, casi engrudo, que comimos igual.

La mañana siguiente me desperté mal. Después de tomar unos mates, fuimos a la playa. De ahí, corrí al baño. Volví a la playa y vi que Pol se aprestaba a armar un partido de fútbol. “Yo paso, no me siento bien”, le dije. “Dale, no seas maricón, que mañana nos vamos”, me increpó. “Te juro que no puedo. Me cago encima”, le expliqué sin más vueltas. Y volví al baño.

Estuve entre la carpa y el baño durante toda la tarde; entre la guitarra y la letrina apestosa (cosas que solamente se pueden hacer cuando uno está alrededor de los 20 años; hoy si no tengo cama y ducha no voy a ningún lado). Pol volvió antes de que bajara el sol. Estaba blanco, pálido. Vomitó al lado de la carpa, sobre la base de un árbol.
“Es esa lechuguita de mierda”, le dije a Pol. “Debe estar mal lavada, mirá si nos agarramos cólera”, me fastidié. Pol rió. “En serio, nunca como lechuga”, seguí. "Esta vez comí y mirá cómo estoy", me enceguecí. “Era una hoja de mierda, no te puede hacer nada”, me dijo, descostillándose. Y fue a vomitar otra vez.
“Vos cómo te sentís”, me preguntó. “Para el orto”.
Literalmente.
En la siguiente hora, Pol vomitó tres o cuatro veces más. No sabía qué hacer con él. Le pregunté al vecino de enfrente, otro con casa rodante, si sabía de algún consultorio médico, de algo.
“No tengo idea, está muy mal?”, inquirió.
“Sí, y yo estoy mal también, no paro de ir al baño”.
“Tomaron agua de la canilla?”.
“Sí, bah, yo ahora me compré una 7up”.
“No vieron el cartel?”
“Qué cartel?”

En la entrada del camping, había un cartel bastante grande que indicaba que el agua no era potable. No la tome, señor, joven argentino. No. No la tome, pedazo de idiota. No.
No lo vimos.
La tomamos. Cocinamos con ella.

Nos cagó la vida.
Debo haber bajado cuatro kilos ese día. Pol también. A la mañana siguiente nos íbamos. Pol se despertó varias veces a la noche para vomitar. Daba pena. Yo estaba mejor. A la mañana desarmé la carpa, cargué mi mochila, la de Pol y nos fuimos a la parada del colectivo, a unos dos kilómetros. Pol no daba más. Se caía bajo el sol. Seguía dando pena.

A doscientos metros de la parada, vimos cómo se nos iba el bus. Estuvimos ahí, muertos de calor, riéndonos de nuestra propia desgracia, durante dos horas más, hasta que llegó el siguiente. Pol no paraba de repetir: “La lechuguita!! Jajajaj”

10/6/08

Preguntas (V)


  • Por qué cuando quiero salir (salir: dícese de ir a tomar algo, juntarse en una casa a comer o charlar, o cenar afuera) mis amigos/as tienen cumpleaños, casamientos, mujeres/hombres o cualquier excusa para que, finalmente, me quede haciendo zapping o leyendo?
  • Por qué cuando espero un colectivo, pasa el otro que tiene la parada en el mismo lugar, y si espero el otro pasa el primero? Eh??
  • Por qué las tostadas se me caen siempre del lado de la mermelada/queso blanco? (gracias, Marulinguis)
  • Por qué siempre que me pongo en la fila de una caja en el supermercado, la de al lado va más rápido? Y por qué si me cambio a la que va más rápido, se enlentece? (Vic)


  • Bonus track: por qué las encuestas de este blog dan 99%, o menos? El 1% es de comisión para blogger.com?

7/6/08

Huevo(n), episodio II

Hace no mucho, me quemé dos veces con la (o el) sartén tratando de armar mi hamburguesa con queso y huevo. Ayer me fue peor.
Qué como?
Qué tengo? A ver... Junto arroz, unos pedacitos de queso, jamón en julianas, tomate, espinaca.. Y hago una especie de ensalada tibia. Huevo? Dale, huevo duro.
Hago el arroz, corto el queso, el jamón, el tomate, las espinacas.
Pongo una cacerolita para hervir el huevo.
Termino todo. Falta sacar el huevo, enfriarlo, retirarle la cáscara, cortarlo.
Tomo un repasador para sacar la cacerolita del fuego. Lo extiendo para que me alcance para las dos agarraderas, levanto rápido la cacerolita para llevarla hacia la pileta, pero parte del repasador queda enganchado con la reja de la cocina (donde se apoyan la cacerolas y demases), se me suelta una agarradera y me cae toda, TODA el agua hirviendo sobre la mano derecha.
"Aaayyy!! Me recago en la putísima madre!!", insulto al aire mientras trato de apoyar, con la mano que me quedaba sana, la cacerola nuevamente sobre mármol firme.
Me miro la mano, sale humito. Abro la canilla de agua fría. Pongo la mano bajo agua durante diez minutos. Llamo a V.

"Qué hago?".
"Ponete dentífrico", me sugiere.
Sigo con el agua. No confío mucho en los remedios caseros, salvo que me lo diga mi mamá.
Comí con una botella de agua bien fría al lado, tocándola con la mano herida cada dos minutos para calmar el ardor. Fui a trabajar y el médico de ahí me dio una de esas bolsas con gel que se congela, que yo no sabía que existía, así que estuve con la mano ahí todo el día.

Hoy ya no me duele. Tengo un par de marquitas rojas. Me salvé de las ampollas.
Ya tengo los huevos llenos de que me pasen estas cosas.

6/6/08

Son perdedores (estilo playa)

  • Los que van en jean y camisa a la playa; sobre todo si debajo tienen la malla
  • Los que meten panza
  • Los que usan sunga
  • Los que van a los paradores de Personal, Nextel, Movistar, Cti (o Claro), Wrangler (perdón, es de mi adolescencia), radio Uno, Mega, FM Hit, La 100, Aspen, Nacional o cualquiera que sostenga tener “onda”: a la playa se va a nadar, tomar sol, mirar personas del sexo opuesto -o propio, según el gusto- y reirse de los demás, no a buscar onda.
  • Los que piensan que es grasa comerse un choclo frente al mar (se vende todavía? extraño los barquillos)
  • Los que llevan el perro a la playa para demostrar lo bien que nada o lo bien que va a buscar palitos al agua
  • Los que usan lentes de sol cuando ya cayó el sol
  • Los que, en aquellas playas en las que se ve la puesta del sol, aplauden la puesta del sol (cuál es el logro del sol en ponerse? el día que no se vaya aplaudamos de pie!!!)
  • Los que se ponen a guitarrear enfrente de minitas
  • Las minitas que les dan bola a los que se ponen a guitarrear enfrente
He dicho

4/6/08

El nombre del padre

Son muchas, muchísimas, las veces que me sentí un idiota. Pero creo que una supera a las demás por unos cuantos cuerpos (Nota del Inconsciente: tranquilo, J, tenés tiempo para volver a autosuperarte).
Mi amiga Inés pasaba por un momento triste: sus papás, a quienes yo conocía desde muuuy chiquito, se habían separado. Ya no éramos gurrumines: estábamos con los 20 bien encaminados, hasta -eso creía- habíamos pasado la edad del pavo.
Con Inés habíamos hablado varias veces de sus sensaciones, de cómo lo estaban llevando ellos, sus papás; le conté mi experiencia personal. Charlas de amigos, lógicas, simples, útiles.
Una tarde llamé a lo de Inés para invitarla al cine. Como hacía habitualmente, repasé las personas que me podían atender: mamá Paula, hermana Marina o la propia Inés. Nunca me gusta tener que pensar el nombre una vez que me atienden. Siento que queda feo.
Disqué.
Sonó una vez.
Sonó otra vez.
Sonó una tercera.

"Hola?".
El papá levantó el tubo. Atendió él. Qué hacía ahí? Rápidamente, intenté recordar cuál era el nombre.
"Ehh... Hola, cómo andás, habla -J-, el amigo de Inés", salí del paso, mientras pensaba cuál cuál cuál es su nombre.
"Hola, -J-, cómo estás", devolvió, parco.
Necesitaba más tiempo. Todavía no me había caído la ficha con el nombre del papá de Inés.
"Bien, bien... Qué andás haciendo por allá?".
(?)
(What????????)

"Ando".

Pum. Cross al centro de la mandíbula. Bien puesto. Merecido.
Mientras recordaba que se llamaba Mario, me pregunté por qué no había nacido avestruz. Quería, necesitaba esconder la cabeza en la tiera.
Qué mierda me importa qué está haciendo allá?
Si fue a buscar el cepillo de dientes?
Si necesitaba arreglar cuestiones de plata?
Si fue a reconciliarse con la esposa?
Si fue a tener una tarde de afecto, de revolcón?
Boludo!! Boludo!!
A quién se le ocurre preguntarle al padre de una amiga qué hace en su propia casa?? Y si estaba en calzones por hacer el amor con la mujer??
Infeliz!!!!!!! Bobo!!!!
Me sentí eso: un boludo, un infeliz, un tarado, un idiota.

A propósito: Inés no estaba. Y yo nunca más pude mirar a los ojos a su papá, del cual ni quiero acordarme el nombre...

Preguntas (IV)


  • Por qué cuando veo que puedo llegar tarde, me apuro y termino llegando demasiado temprano? (siempre soy el primero, el que se aburre en las esquinas o en las fiestas)

  • Por qué cuando uno tiene las monedas justas para el colectivo, una no engancha y se tiene que bajar a comprar chicles?

  • Por qué el Loto, Quini 6 o la Poceada siempre se las gana otro?

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3/6/08

Empantanado

Una semanita en San Martín de Los Andes te hace pensar en muchas cosas, repasar momentos, analizar situaciones, sacar conclusiones. La más importante, después de cinco días seguidos de lluvia, fue que necesitaba una nueva campera.
Impermeable.
Con capucha.
No muy llamativa, para poder usarla en la ciudad sin sentirme Krosty el payaso.
Siempre bajo la insoportable llovizna de otoño, entré en un local de Montagne sobre la calle San Martín, la principal de... San Martín.
De pronto, flash: la vi colgada, preciosa, divina. Color chocolate. "Es la Net con polar", me avisa la perdedora. Interesante. Era talle M: me la probé.
Enorme. Pero enorme, eh.
"Segura que es M", le consulto. Me explica que los talles son holgados, que me pruebe una S (años que no uso small, pero bue...). "Probate primero ésta para ver el talle", me dice y me da una gris plata.
Me quedaba genial, preciosa, ideal. La vendedora se fue a fijar si tenía una S de color chocolate.
Volvió con varias camperas en la mano. "No me quedan! Tengo ésta, ésta y ésta".
Gris oscuro, negra y celeste clarito.
No me gustan.
Llamó al otro local. No tenían. "Bueno, la compro en Buenos Aires", dije, lógico. Si ahí está la fábrica...
La semana pasada fui a la fábrica. Entré. Busqué las camperas colgando. Y la vi, ahí, colgada, esperándome... Estaba con V. Fui a agarrarla, estaba a unos centímetros y...
Una reverenda hija de mil putas, una vendedora, se interpuso entre mi campera y yo. "A ver, permiso", dijo, gritando. Descolgó MI campera. Se la dio a OTRO comprador. Me quedé mirándola, incrédulo. Miré cómo el tipo se la probaba. No le gustaba. Pedía otro color. No le convencía ninguno. "Bueno, me llevo ésta", dijo, no del todo seguro.
Enfurecí. V me controló. Quería cagar a trompadas a la vendedora.
Viene un vendedor.
"Los ayudo?"
Le pido MI campera.
"Ay, me parece que no me queda más".
(?)
Se fue a fijar. No le quedaba más. "Pero tengo ésta que es muy parecida, color musgo".
Me vieron cara de pantano?
Le dije que no me interesaba.
"Por ahí en algún local todavía tienen", tiró al pasar.
Ya me recorrí seis locales y outlet. No la tienen. No creen que la vayan a tener. En uno de Belgrano me dijeron que la podían conseguir. Me llamaron a la media hora. "La conseguí, la pasás a buscar", me dijo amablemente Bárbara, la vendedora. Amé a Bárbara durante un par de horas. Como yo trabajaba, fue V a buscarla. A media tarde me llamó. "Jota, no es la color chocolate, es la musgo, esa que se llama color Elephant. Me dicen que la chocolate no se fabrica más, que ahora venden ésta".
"No me gusta".
No la compré.
No la encontré.
La última, la que era mía, la que estaba por agarrar, me la sacaron de las manos.

(y que no llueva, porque me mojo)

Yo no me quiero casar... (II)

Después de un par de días de meditarlo con la almohada, decidí qué hacer con la señorita protagonista de un par de post atrás. En realidad, ...