31/3/09

Buen día, día...

Qué lindo es despertarse una mañana como la de hoy y ver el sobre arrastrándose debajo de la puerta. Un sobre con el logo del banco, mi banco.

Qué lindo es abrirlo, sacar la única hoja que contiene dentro, leer las pocas líneas del mensaje y saber que dentro de dos meses, la tasa de interés del crédito que estás pagando pasa del 8 al 18%.

Así da gusto.

Buen día, día!




30/3/09

No me río de Janeiro

Nunca me gustó mucho festejar mi cumpleaños. No sé por qué. Tal vez tenga que ver con que soy un perdedor (in)nato y nací en enero, cuando todo el país está de vacaciones.

O sea: imagino que cuando era chico y mis papás me organizaban la fiestita de cumpleaños, venían pocos amiguitos. Habré quedado traumado, no sé...

Les decía... Nunca me gustó mucho festejar mi cumple. Desde adolescente, desde que empecé a decidir cómo celebraba cada nueva velita. Fue en ese entonces, época de secundaria, cuando un 28 de enero, día cumpleañeril, mis amigos me invitaron a jugar al paddle (o padel).

No les voy a decir que era raro porque en ese entonces, pleno auge de ese deporte romperodillas, íbamos seguido a jugar al paddle (o padel). Pero sí, para qué mentirnos: era raro, además, porque no éramos cuatro, sino cinco. Pablo, Blu, Lalo, Gaby y yo* nos encontramos en una cancha en la que nunca habíamos jugado, sobre avenida Independencia, más o menos a la altura de Jujuy. O eso recuerdo.

Y fue más raro, todavía, porque segundos antes de empezar a jugar se largó a llover. Y lógicamente, yo atiné a irme de la cancha.
-Adónde vas? -preguntó Pablo.
-Está lloviendo, boludo, no vamos a seguir jugando -respondí.
-Sigamos! No quieren seguir?

Todos respondieron que sí, hasta Lalo, poco afecto a cualquier movimiento que no sea rascarse la ingle. A mí no me quedó otra que seguir jugando. Bajo la lluvia.

Terminamos de jugar cuando ya no llovía y tomamos unas gaseosas en la calle.
-Qué se toman ahora? -consulté con la intención de compartir el colectivo.
-Yo el 124 -respondió Gaby.
-Yo voy caminando para allá, nada que ver con tu casa -respondió Pablo.
-Yo... yo también -respondió Lalo.

Me tomé, solo, el 96, derechito por Independencia, Juan Bautista Alberdi, parada y abajo, caminando a casa.

Pensaba, entonces, en todas las rarezas. Pensaba, también, en que no me habían preguntado si iba a festejar mi cumpleaños. Y pensaba, además, en que no conocía ningún 124 que pasara por ahí ni por la casa de Gaby.

Yo vivía con mamá y mi hermano en el piso 11. Al subir al ascensor del edificio, unos ruidos molestos empezaron a perturbarme. "La puta madre, justo hoy se le ocurre hacer una fiesta a un vecino?", me quejé para mis adentros, malhumorado, cansado, agotado, mojado. Y sudado.

Ya en el piso nueve el ruido era insoportable. "No puedo tener tanta mala suerte. Justo mi vecino tiene gente en casa?", protesté.

Al llegar al 11, al llegar a la puerta de casa, comprendí que la fiesta estaba en casa. "Mamá invitó amigas", supuse. Hasta que escuché los gritos, las voces conocidas y una que delató todo:
-Shhh... cállense que ya viene Jota!!!

Me quise morir. Una fiesta sorpresa para mí??? Una fiesta que no quiero??? Tanta gente en mi casa y yo que me quiero ir a dormir???

Pensé en huir, en irme, en dejarlos a todos plantados. Pero no... Intenté abrir la puerta y una llave del lado de adento me lo impedía. Me abrió mamá con cara de feliz cumpleaños. Sí, de feliz cumpleaños. A su lado, todos mis amigos y amigas rebosaban una sonrisa que odié durante años.

Mamá dijo "feliz cumple, Joti", y me dio un beso. Mis amigos y amigas hicieron fila para saludarme, mientras yo maldecía mi estado y su idea.

Comimos, tomamos, a la noche vimos un Boca-River veraniego que transmitían desde Mar del Plata. Y al final...

-Te sorprendimos!! Te gustó?? -me preguntaron durante toda la tarde y la noche.

Yo respondí que no. Y lo mantuve durante años.

Pero eso no es de perdedor, claro. Es de mala onda. La derrota llegó mucho después. Desde hace años, me gusta festejar el cumpleaños, hago juntada en casa o fiesta en alguna terraza amiga, o asado con amigos, o algo. Pero ahora que quiero no siempre puedo: nunca hay nadie. 

Es la maldición de nacer en enero...


*Tal vez me equivoque en algún nombre (no en el mío, claro), es que pasó bastante tiempo...

27/3/09

Preguntas (VII)

Algunas cuestiones...

-Por qué siempre que pruebo el agua de la ducha está óptima pero cuando entro se congela o hierve?
-Por qué siempre que tengo las monedas justas para el colectivo hay una que no engancha y me tengo que bajar a comprar una barra de cereal o unos chicles?
-Por qué la gente ve que se cae un árbol en Nebraska y sale a comprar dólares? Acaso paga la luz con dólares, o viaja mucho a Miami con Susana Giménez? Acaso es simplemente idiota?

26/3/09

Ateneo (II)

Llegó el día.
Sí, pasé la gran prueba (éssssta, para los nuevitos).
Y la pasé intacto.

Ayer, miércoles, 12.30, tenía cita con una manada de homeópatas para tratar mi urticaria insoportable. Llegué puntual, me senté en una sillita frente al consultorio vacío. Y empezaron a llegar.
Uno, dos, tres, cuatro...
Después tres juntos...
Al rato dos más...
Después cuatro...
Y finalmente, mi homeópata:
-Hola, Jota, gracias por venir. Estás tranquilo?
-No.
-Bueno, tranquilo, esto es lo de siempre, pero en vez de hacerte preguntas yo te las va a hacer el doctor González y va a haber otros médicos tomando nota, escuchando. Tal vez después alguno de ellos te haga alguna pregunta y listo. Cuando terminamos, salís un rato, debatimos tu caso y vemos qué hacemos. Alguna duda?
-No. Que sea lo que Dios quiera...

En ese momento recordé que no creo en Dios, así que dejé todo en manos de la ciencia. Entré, me senté en una sillita frente a los catorce profesionales de la salud, con el doctor González al lado mío.

Después de contar cuándo y cómo empezó, de responder preguntas sobre mi infancia, mis ex, mi hermano, mis papás, mi trabajo, mis amigos, la manera de sudar, los hábitos alimenticios y deportivos; después de contestar si duermo boca arriba, boca abajo o cucharita, de comentar cuánto me enojo y por qué, de contar mis pánicos, temores, amores y odios, después de todo eso y mucho más, me dieron las gracias.

Salí fuera de la sala y mi homeópata me despidió:
-Mejor andá, yo te llamo más tarde porque vamos a tardar un rato y no tiene sentido que te quedes. Te llamo después, te digo lo que pensamos y te doy el remedio para que tomes a partir de ese momento, dale?
-Y dale...

Mientras me rasco las piernas, les cuento que desde mañana voy a probar con globulitos de un remedio llamado Pulsatilla 6.

Que sea lo que D... Lo que sea





PD: gente, eviten los comentarios del tipo "y si probás con un dermatólogo?" o "andá a un especialista!" o "yo que vos voy al psicólogo" o "mejor empezá a creer en Dios". Ya intenté todo eso. Y no, no resulta. Por algo tengo este blog.

25/3/09

Que te cAYEs!!

Divina. Aye es una divina. Mi compañera, inseparable compañera para todos los sábados del año, a la mañana, el horario más perdedor para dar clases de lo que sea, es así, un amor de persona.

Hablamos el viernes a la noche para terminar de combinar lo que íbamos a hacer al día siguiente. Pero, claro, creo que nunca habíamos hablado por teléfono.

-No parece tu voz -dice ella.
-Es bueno o malo eso? -inquirí.
-Bueno, es mucho más linda por teléfono.
-Qué, tengo una voz de mierda?
-Y... No sé si de mierda, pero ésta es más linda.

Está bien, Ayelén, tengo una voz de mierda. Pero lo que importa es lo de afuera. Y qué bien me mantengo, por Dio...

-En serio tenés esa edad? Pensé que tenías más... -retrucó.

Me dio cuatro años más de los que tengo. Pero quiero que sepan que no coincido. Estoy hecho un pibe...

Una belleza esta chica, cómo me quiere!

23/3/09

Afásico

afásico, ca.

1. adj. Que tiene afasia.

2. adj. Propio de la afasia.


afasia.

(Del gr. ἀφασία, imposibilidad de hablar).

1. f. Med. Pérdida o trastorno de la capacidad del habla debida a una lesión en las áreas del lenguaje de la corteza cerebral.



O llevado al Diccionario de la Real Academia de Jota Afásico (RAJA), afásico es alguien que dice:
*"Uy, me manché, pasame la... la... la empanada", en lugar de servilleta.
*"Pasa que hoy fui a la... la plaza", en lugar de escuela.
*"Avisame cuando me vaya", en lugar de te vayas.
*"Vamos? Estoy re cargado", en lugar de cansado.
*"No sé, después... después lo decimos", en lugar de hablamos.
*"Cholo, Cholo!", en lugar de Bocha, Bocha!

O que lee "Retrasado" en un cartel de un local en alquiler, en lugar de leer RETASADO como todo el resto del universo.

En fin. Estoy mal. No es que no me salgan las palabras. O a veces sí me pasa. Pero también me confundo unas con otras, y éstas con aquéllas.

Muy mal.

21/3/09

Los juegos de Jota


Dos imágenes, una pregunta:
de quién estamos hablando?



en unos días, la solución en la línea de comment

20/3/09

Gracias


Gracias a los cortes de calle que hacen que siete líneas de colectivo pasen por la puerta de mi casa.
Gracias al encargado del edificio vecino que decidió esta mañana romper la vereda para cambiar un caño de desague.
Gracias a la señora del encargado de mi edificio que cada mañana llama a su marido con un golpeteo de moneda en la baranda de las escaleras.
Gracias a los vecinos que cierran sus puertas sin delicadeza.
Gracias a la empresa de computación que ocupaba mi departamento -se mudó hace dos años- y a todos sus ex clientes o acreedores que todavía llaman a mi número, de manera equivocada, desde las 8 de la mañana.
Gracias a mi urticaria por aparecer cada noche, cada madrugada.
Gracias, sueño liviano.

Gracias a todos por no dejarme dormir, una vez más.

Gracias!!

19/3/09

Son perdedores (X)


-Los que dejan la computadora prendida cuando se van a dormir.
-Los que se hacen perfil de blogger sólo para firmar los blogs, pero no tienen blog.
-Los que dejan el celular prendido cuando se van a dormir.
-Los que te dan charla en el colectivo.
-Los que se quedan dormidos en el sillón.
-Los que cuando uno se va a vivir a otro país dice "vos sí que no tenés problemas, en cambio los que nos quedamos..." (gracias, Bandida).
-Los que critican el "son perdedores" porque creen que no soy quién para juzgar (lo juro, los hay!).
-Los que se ponen el pantalón de corpiño (gracias, querida Sushi).
-Los que firman blogs sin leer el post.

agregado de último momento:
-Son perdedores los que reciben despedidas cuando se van de viaje, sobre todo si el viaje es pasajero y no permanente. Obvio, también son perdedores los que organizan la despedida, ni hablar (para vos, Lola)

He dicho

18/3/09

Resulta

Resulta que en diciembre, la empresa/multimedio para la/el que trabajo abrió la posibilidad para que sus empleados se inscriban en una maestría en periodismo, gracias a un acuerdo con una prestigiosa universidad privada.

Resulta que la oferta era imperdible: una buena maestría, con buenos profesores y un plan de estudios interesantes; una beca del 100% para el elegido del grupo y, además, licencia con goce de sueldo para que se dedique a estudiar. Una capacitación paga, digamos.

Resulta que me inscribí el 12 de diciembre del 2008, último día para hacerlo, y tres días después fui a dar el examen de admisión.

Resulta que di bien el examen, que me llamaron para una entrevista y me dijeron: "El examen está muy bien, cumplís con todos los requisitos para entrar y, además, sos el único de la empresa que se anotó... Tenés todas las de ganar".

Resulta que a fines de enero debían confirmar las becas para la maestría. O "la beca" que me importaba. Resulta que no lo hicieron.

Resulta que la definición se fue postergando, mientras me decían "no sé qué pasa, nunca tardan tanto".

Resulta que decidieron abrir una nueva fecha de inscripción para el 3 de marzo, tres meses después de la fecha original.

Resulta, claro, que el grupo para el que trabajo critica al gobierno porque cambia las reglas permanentemente, como en el último caso la fecha de las elecciones. Y resulta que este grupo vive cambiando las reglas para sus empleados.

Resulta que empecé a sospechar. Y resulta que la semana pasada me avisaron que se iba a definir esta semana, después del segundo examen de admisión, y que ya se habían anotado tres más de la empresa. Resulta, entonces, que llegó la competencia.

Resulta que ayer me llamaron y me avisaron, con mucha pena, que no había sido el elegido, pero que mi examen había sido tan bueno que podía hacer la maestría igual, y pedir una beca por el 100%, que tal vez me la daban, pero que tenía que seguir trabajando, que la licencia con goce d sueldo era para uno solo.

Resulta que si yo decidiera hacer eso estaría estudiando de 9 a 16, trabajando de 17 a 24 y pegándome un tiro en menos de tres meses (y además debería dejar MdP!).

Resulta que me puse a investigar. Y resulta que averigué que la beca la ganó una mujer que hizo lobby para que pusieran otra fecha de incripción porque "notificaron muy mal lo de la primera fecha y yo ni me enteré". Resulta que después se arrastró delante de su jefe para que le dieran la beca.

Resulta que se la dieron. Y resulta que su examen fue peor que el mío. Y que el de los demás.

Resulta que así es la vida.

Y resulta que en esta vida mi resultado es = a perdedor. Siempre.


16/3/09

Cabeza dura

Hay anécdotas, situaciones del pasado, que explican todo. Todo.

Debía tener cuatro o cinco años -o debería preguntarle a mamá para sacarme la duda- cuando sufrí el accidente más grave de mi vida.

Estaba con mis abuelos, que vivían en Villa del Parque, en un hermoso departamento al que hoy llamarían PH y venderían como agua en el Sahara. Probablemente cansado de inventar entretenimientos para mí, mi abuelo me llevó a la plaza, que estaba y todavía está en Arregui y Enrique de Vedia, un precioso pasaje que todavía se mantiene intacto y alejado de los ruidos.

Por entonces, el arenero no tenía arena y los juegos de plaza estaban enclavados sobre una superficie áspera y rugosa, de pavimento con piedritas, ideal para romperse las rodillas y partirse la cabeza.

Yo era un nene inquieto, dicen, pero buenito. Un tanto pispireta, tal vez. En la plaza, esa mañana, no había nadie; creo que estaba nublado, o hacía frío. O simplemente no había nadie, para qué mentirles. Los juegos, además, estaban bastante arruinados.

Me alejé un poco de mi abuelo, miré el tobogán y descubrí en el medio de la bajada de madera un agujero enorme por el que podía pasar yo si me tiraba desde lo más alto. Y empecé a subir por las escaleritas.

-No, Jotita! Está roto, no se puede! -gritó mi abuelo.
-No, Abuelo, no me voy a tirar, sólo quiero ver desde arriba! -respondí.

Era verdad. No era inconsciente, sólo curioso. Subí los escalones uno a uno, despacito, como un nene de cuatro (o cinco, ya le preguntaré a mamá) puede hacerlo. El tobogán era muy alto, antiguo, de hierro corroído y madera despintada por el paso del tiempo.

Llegué hasta la cima y miré el agujero enorme. Miré a mi abuelo, él me miró y repitió la advertencia. No estaba tan loco, no. Pero quería jugar. Y en vez de bajar la escalera como cualquiera hubiera hecho, me di vuelta -la espalda contra los escalones de madera, los brazos hacia atrás para tomarme del agarre de hierro- y empecé a bajar de frente a mi abuelo, a contramano del mundo.

(lo que sigue no lo recuerdo... me lo contaron)

Jotita bajó un escalón, y otro, y otro, y el cuarto cedió, se movió, tal vez hasta se salió de su eje. Y Jotita voló. Cayó de cabeza contra el pavimento y se desvaneció. Sólo entreabrió los ojos en brazos de su abuelo, que corría desesperado buscando algún tipo de ayuda, y volvió a desmayarse. En esas épocas, los celulares no eran ni siquiera imaginables, y teléfono sólo tenían algunos. No sé cómo llegó Jotita adonde llegó -su abuelo nunca tuvo auto-, ni cuánto tardó.

(y recuperé la conciencia)

Desperté en el Hospital de Niños, con algunos magullones menores. Dicen que estuve dos días en terapia intensiva, que me hicieron mil doscientas treinta y ocho resonancias magnéticas para confirmar que el pulmón no estuviera al lado del cerebelo ni que el cerebro se acercara a la pantorrilla. No hubo sangre. No se me partió el coco.

Increíblemente, todo estaba en su lugar. El golpe había sido terrible. Y en la cabeza. Sólo tenía un huevo de pascua, de esos gigantes, enormes (pero en este caso no de chocolate), en la cabeza. Creo que mamá lloraba cuando desperté. Yo en poco tiempo me hice un amiguito de la cama de al lado, cambié figuritas y recibí un cuaderno con dibujitos de mis compañeros del jardín.

A los pocos días estaba como si nada, con mi vida normal y con certezas: mi cabeza es dura y los tornillos interiores quedaron flojos.

Eso tal vez explique todo.

14/3/09

Los juegos de Jota

Esta vez es bien fácil, para que lo saquen de una. Cualquiera que está en el mundo Jota puede adivinar sin más ayuda.

Pero si no adivinan, o incluso si lo hacen, les dejaré la solución en unos días, dentro de los comentarios.

Buen fin de semana para todos y que La Fuerza esté con ustedes.



12/3/09

Y vos quién sos?

Qué día, mamita...

Llegué al trabajo, un poco más tarde de lo habitual, y mi jefe me dijo:
-Uy, Jota, me olvidé de incluirte en la planificación. Bueno, no sé... dale una mano a Diego con lo que está haciendo.

Genial.

Voy hacia mi escritorio y me recibe Seba:
-No sabés lo que pasó... Se llevaron tu máquina, pero no tuve nada que ver. Fue sin querer.

Los genios de sistemas tenían que instalar la PC de Seba al lado de donde estoy yo, pero se equivocaron: sacaron la mía, se la llevaron y la de Seba la pusieron en mi lugar. Me sacaron de mi lugar!! Sin trabajo y sin sitio donde sentarme.

Genial II.

Llamamos para que reinstalaran mi máquina en mi puesto de trabajo. El genio de sistemas se llevó hasta mis cables:
-Tenés que esperar a que traigan tus cables los de Electricidad, yo no tengo otros.
-Pero si yo tenía todos los cables! Ustedes se lo llevaron!
-Ah, no sé, no tengo idea...

Genial III.

A la hora tenía todo instaladito, por suerte. En un lugar alejado del resto en el que estaba bastante solo, ahora tengo cinco nuevos compañeros, ruidosos ellos, para molestar mi calma.

Y lo genial genial genial genial (o Genial IV) es que sin que me hayan puesto en algo útil para hacer, terminé enterrándome con una estupidez que se complicó y acabo de llegar a casa.

Son las 23.30.

Hola, me vuelvo a presentar. Soy Jota, por si se olvidaron de que existía. Y ése, sí, ése, es mi lugar. Me lo podrán respetar?

11/3/09

Para todo lo demás existe Jota


Una crema para aliviar la picazón: 33 pesos.

Una caja de algún antialérgico: 18 pesos.

Una caja de algún antiinflamatorio con corticoides: 26 pesos.

Una consulta con un homeópata: 50 pesos.

Un frasquito con remedios homeopáticos (globulitos): 30 pesos.


Pararte en calzoncillos frente a 15 homeópatas para que analicen tu urticaria autoinmune:
no tiene precio.

Pero sí tiene fecha: el 25 de marzo es el día en que se cumplirá lo anticipado en esta entrada.


Y tengo miedo...

10/3/09

Feliz día, mamá (II)

(continúa del post de ayer)

...pasé la noche abrazado al inodoro, expulsando partículas de todas las frutas conocidas por el hombre, sacando el diablo de mi interior. Habré logrado dormirme a las ocho de la mañana; me desperté a las 11, llamé a mi mamá:
-Hola, ma (dije con voz de Mostaza Merlo).
-...
-Ma?
-Quién habla?
-Yo, Jota!
-Hola... estás bien?
-No, más o menos...
-Qué te pasa?
-Tomé mucho anoche...
-...
-Feliz día.
-Gracias (dijo, sin poder evitar tentarse).
-Ahora me baño y voy para allá, pero no creo que coma... no tengo hambre.

Me bañé, me cambié y salí para lo de mi mamá. Las ojeras me llegaban a las rodillas y de tanto en tanto me las pateaba al caminar. Tenía en mi interior un volcán en erupción y en mi cabeza un disco de AC/DC con la percusión de La bomba de tiempo.

Mamá me recibió con un tanto de pena. Sin plata y rin regalo, le había comprado una rosa en el quiosco de flores de la esquina, para no llegar con las manos vacías. La miré comer, recostado en el sillón, mientras lo único en lo que pensaba era en la posibilidad de morirme de un paro cardíaco para terminar de una vez con esa sensación insoportable. Terminé de mirarla comer, en lo que seguramente fue su peor Día de la Madre, y me fui al trabajo. Desde ahí, llamé a Tele para ver cómo estaba.

-Cómo estás? -se anticipó él.
-Para atrás. Acá, en el trabajo, con un paquete de Criollitas en la mano y una botellita de agua. Todo lo demás me da asco. Doy pena, te juro. Vos cómo andás?
-Terrible. No sé, me siento muy mal, no entiendo cómo puedo estar así después de tomar solamente whisky.
-Me estás cargando?
-No, por?
-Si tomaste de todo!
-Cómo de todo, tomé whisky nomás.
-No, boludo, si vos hacías los tragos!
-Qué tragos?

No se acordaba de nada. De la barra, de las frutas, de la licuadora, de quién quiere ser barman por una noche. Nada. Tal es así que me contó su propia anécdota con su madre.

-Llegué y me fui a dormir -arrancó-. Cuando me levanté, con resaca, hecho mierda, me acordé de que tenía pensado dejarle a la madrugada a mi mamá las zapatillas que le había comprado, acercárselas al pie de la cama para que se despertara con la sorpresa. Y me sentí mal porque me había olvidado, pero no encontraba las zapatillas por ningún lado. Me levanté, fui al baño y vi a mi mamá de acá para allá, ordenando cosas, con las zapatillas puestas, feliz de la vida. Y la puteé, que cómo las agarra así nomás, que yo le quería dar la sorpresa, que por qué no me esperó! Ella me preguntó si la estaba cargando, le dije que no. Y me dijo: "Tele, vos entraste a mi cuarto a la mañana a dejarme las zapatillas, me desperté, estuvimos charlando como media hora y te fuiste a dormir. No te acordás?". Y no, no me acordaba...

Me reí de su desgracia, intenté devolverle los pedazos de noche que no tenía en su memoria. Y nos despedimos. Seguí en el trabajo, resacoso, impresentable, hasta cerca de la medianoche. 

Y nunca más volví a tomar tanto como aquella vez.

9/3/09

Feliz día, mamá

Hace muchos, muchos años, Diego -alias El Hongo por Hongo- me invitó a una mega fiesta que organizó en su casa. No fui solo: como casi siempre, emprendí el viaje con mi amigo/vecino Tele, que por entonces vivía frente a mi casa.

La fiesta tenía una consigna: "Hay que venir vestido con una toga romana".

-Lo qué? -pregunté.
-Llevá una sábana y te envolvés en ella -me contestó Tele, siempre sabio, siempre dispuesto a tapar mis baches.

Tele y yo éramos, y creo que aún lo somos, un tanto particulares. En ese momento quisimos diferenciarnos del resto y en vez de llevar una sábana blanca para simular la toga, llevamos sábanas con dibujitos. No recuerdo bien, pero creo que la de él tenía unos patitos y la mía, unas líneas azules esparcidas por toda la tela. No provocamos complicidad; más bien dimos un poco de pena.

Llegamos a la casa de El Hongo, una casa enorme con un jardín de invierno precioso y un fondo que, al empezar la fiesta, tenía un lindo verde y al terminar, algunos charcos de un espeso líquido verdoso. 

Desde ya, fuimos vestidos 'de civil' y nos cambiamos en un cuarto, no sin antes percatarnos de que todos los que ya estaban sólo tenían su ropa interior debajo de la sábana. Y las mujeres, sólo la ropa interior de abajo. La parte de arriba? Sólo cubierta por la sábana, que iba y venía al ritmo del baile.

Pequeño detalle para tener en cuenta: era sábado y al día siguiente, domingo, era el Día de la Madre y, además, yo trabajaba a la tarde/noche.

Como dije, llegamos, nos cambiamos, fuimos bien recibidos por El Hongo y otros amigos. En mi caso, la recepción tuvo un condimento:
-Qué bueno que viniste, Jotín! Me enteré que L te dejó, qué mal... Acá te vas a divertir, está lleno de minas, nada de estar triste!
-Corté hace diez meses, Hongo, está todo bien.
-Bueno, pero te vas a divertir!
-Sí...

Hasta ese día, y hablo del año 2000, sólo me había empedado una sola vez.

En el 2000, entonces, ocurrió la segunda. Y fue terrible.

El Hongo y sus amigos habían armado una barra, llenado de frutas unos bowls y preparado una licuadora. A los quince minutos, Tele estaba a cargo de las mezclas y Jota (como siempre, desde aquí es un tercero, yo no lo conozco ni tengo nada que ver), a cargo de probarlas. Por elección.

A la hora, Jota estaba completamente ebrio. Había tomado vodka con frutillas, con durazno, con uvas, con peras, con manzana; ron con frutillas, con durazno, con uvas, con peras; melón con vino, sandía con dulce de leche y lechón con arrolladitos primavera.

Las amigas de L, por entonces ya la ex de Jota, pero a la vez amigas de las hermanas de El Hongo, pasaban a su lado y lo acariciaban, pero él, borracho, ya no tenía reacción.

Cerca de las seis de la mañana, después de haber bailado y tomado durante toda la noche, Jota y Tele decidieron irse. Pero para contar lo que sigue voy a volver a ser yo...

Quería cambiarme, sacarme la toga romana apestada de alcohol y sudor. Pero no podía: la puerta de la habitación en la que había dejado mis cosas estaba cerrada y nadie respondía adentro. El baño, en donde quería cambiarse Tele, también estaba cerrado. Rápidamente nos dimos cuenta: en la habitación, en el baño, en el sótano, en todos los rincones de la casa había chicos y chicas haciendo cosillas, mientras yo emanaba un vaho decrépito producto de la mezcla frutal.

Después de un rato me abrieron la puerta del cuarto; entré, me senté en el borde de la cama, me saqué la sábana de encima y recién ahí, en calzones y tambaleante, juro que recién entonces me percaté que sobre la cama había una parejita que, entre risas, me miraba ponerme -con notoria dificultad- el jean y la remera. No me importó. Terminé de cambiarme, salí.

Caminamos unas cuadras, tomamos un taxi al que con muchos problemas logré guiar hasta mi casa.

Llegamos. Bajamos. Nos despedimos. Yo entré a mi casa, Tele a la suya. Y...

(sigue mañana... no sean impacientes)

7/3/09

Los juegos de Jota

Se me vienen quejando porque es difícil, pero lo saca siempre el primero en comentar.
No sé qué hacer, pero sigo intentando. A ver si demora un poco más esta vez...

Lo de siempre: son imágenes en las que hay que pensar para formar palabras y adivinar el mensaje, que puede ser una canción, una película, programa de tv, latiguillo o una simple ocurrencia para salir del paso.

Exitos!


(si no ven bien la imagen, clic para ampliarla)


En unos días, la solución dentro de los comment.

Y buen fin de semana para todos los que me conocen.

6/3/09

Aye

Saben que no abundo en anécdotas de otras personas, que conmigo alcanza y sobra para sostener esta página por mucho tiempo. Pero su caso es especial. Ella, Ayelén, es especial.

Aye es colega, la conocí hace un año en el trabajo. No en "mi" trabajo ni en "su" trabajo, sino en un trabajo secundario que ambos tenemos, en una actividad que compartimos y disfrutamos: la docencia.

No costó mucho encontrar puntos en común cuando charlamos por primera vez: anécdotas losers, historias bien papeloneras, sintonía de humor y esas cosas. Hasta tiene su propio blog, en el que cuenta algunas de sus derrotas cotidianas. Y todo eso llevó a que este año trabajemos juntos, digamos, ya por elección.

El martes tuvimos una reunión de trabajo. A la salida, mediodía, decidimos ir a comer por el centro, cerca de su trabajo principal y camino hacia el mío.

Estación Malabia, línea B de subte. Bajamos las escaleras.

Viene bien una aclaración: permanentemente comparamos nuestras anécdotas, no digo que peleemos por ver quién es más perdedor, pero estamos ahí. Yo, incluso, déjenme decirlo, le concedo el primer puesto en muchos, muchísimos aspectos. Claramente ella tampoco ha sido beneficiada por la mano de Dios. Pero como siempre, cuando uno cuenta las cosas que le pasan y, siempre, son malas, el otro no termina de creer. Desde las pequeñeces más perdedoras hasta las desgracias más complejas, uno no acaba por creerlas hasta que las ve.

Volviendo. Bajamos las escaleras del subte. Ella saca su tarjeta Monedero, yo enfilo hacia la boletería con un billete de dos pesos en la mano. Ella dice:
-No, Jota, qué hacés? Vení, yo tengo, no hagas la fila.

Generosa, posa su tarjeta sobre el lector y me invita a pasar primero. Paso, doy media vuelta y la miro para ver cómo pasa, mientras observo cómo la boletería adquiere un tinte de muchedumbre.

Ella posa nuevamente la tarjeta Monedero en el lector y un pitido la frena. La posa de nuevo, el mismo pitido. Me mira ruborizada.
-No lo puedo creer -dice.

Yo tampoco lo puedo creer. Yo ya pasé. Ella no. Su tarjeta, claro, ya no tiene crédito.
Enfila -ahora ella- para la boletería, se banca la fila, la espera, se ríe sola, yo me río solo unos metros más atrás. Carga su tarjeta Monedero, vuelve a pasar por el lector, ya no hay freno. Y nos volvemos a juntar de este lado. El que nos une, en definitiva, el lado B, el de los derrotados.



Si me permiten (y si no, también, loco, es mi blog y hago lo que quiero), voy a musicalizar esta entrada. Creo que encontré el tema perfecto.


5/3/09

Agua(cero)

En cierta oportunidad conté mis dificultades para comprarme la campera que finalmente me compré a un precio mucho más elevado de lo que podría haber hecho.

En esta oportunidad, en cambio, no voy a quejarme de precios ni modelos. No. Esta historia es mucho más simple. Y es, apenas, un anticipo. Voy a hacer futurología. Voy a anunciar mi próxima derrota.

Ayer llovió, como todos saben, en Capital, Gran Buenos Aires y un montón de ciudades más de la Argentina. Y yo no tengo piloto, rompe vientos impermeable o esas cosas. Soy, como en casi todo, extremista: camperitas no impermeables pero poco abrigadas o supercampera abrigada e impermeable. Qué se hace cuando, como ayer, hace calor pero llueve?

Nada.

O se piensa en renovar el vestuario.

Eso hice: después de andar un par de horas por la calle haciendo trámites y mojándome hasta el caracú, entré a un local de camperas y artículos de camping (no diremos la marca porque no auspician, todavía).
-Hola, estoy buscando un piloto o campera para la lluvia, pero sin abrigo -expliqué.
-Piloto no, pero tengo rompe vientos. Mirá, éste tiene las costuras termoselladas, tela de avión de Nueva Guinea, cierre anti adherente, cocina con autolimpiante y heladera con freezer.
-Eh... Pero cuánto sale?
-Doscientos cuarenta y nueve pesos, está en oferta.
-Eh... No, pero... Algo más económico, más simple?
-Y... tenemos que pasar a esto, que es sólo rompe vientos.
-Pero es impermeable?
-Sí, pero no tiene costuras termoselladas ni el gel para el pelo de ovíparo con dos patas de diez dedos.
-No, no importa. Si salgo con lluvia me mojo?
-No... pero la otra es más impermeable. Mirá, acá se nota la calidad. Además, viene con un control remoto universal de regalo para que deje de llover y cintas autoajustables para cuando estás excedido de peso.
-No importa. Es ideal. Tarjeta?
-Sí, hasta tres pagos sin interés.

Me la probé, me gustó, la pagué y avisé:
-Dámela así, sin bolsa. Me la llevo puesta.

Y acá está:



Sí, no es aaaaa qué cosa loca. Pero es lo que necesitaba.

Así que pagué, me puse la camperita y salí a la calle.

Ya no llovía.

Ojo, estaba horrible. Me fui hasta la parada del colectivo, subí y...

Tormenta. Tormentón. Tremenda lluvia de mediodía.

Cuando bajé del colectivo ya no llovía, pero desde la ventana de mi trabajo veía la lluvia y al lado, cerca mío, veía la campera impermeable sin una gota, sequita, esperando por un poco de líquido elemento.

Cuando salí del trabajo, obviamente, tampoco llovía.

Y les aviso: ahora que tengo impermeable, no va a llover nunca más. Se viene la sequía en Buenos Aires...

4/3/09

Cierra la inscripción!

Les aviso, ya hay 13 inscriptos y a los 20 cierro la canilla.

El torneo de Gran DT llamado Manual de Perdedores cierra sus puertas, con el cupo completo o no, a las diez de la mañana del jueves, o sea mañana, o sea dentro de unas horitas.

Es su última oportunidad... Ya somos nueve perdedores y cuatro perdedoras, estaría bueno que se sume más gente porque la realidad indica que a más gente participando, mejor producción competitiva para la celulosa incomoidal de los estertores genitales.

Te lo vas a perder? Hay importantes premios!!

Y a los que dicen "no entiendo de qué se trata" o "yo no sé nada de fútbol" o "seguro que voy a perder" o "la verdad que me parece una estupidez" o "no le voy a dar de comer al multimedios más importante del país porque desde la fusión Cablevisión-Multicanal me hice antimonopólico", les digo:

-Yo no entiendo de qué se trata esto ni sé nada de fútbol, estoy convencido de que voy a perder, creo que es una estupidez jugar al Gran DT y sobre todas las cosas estoy cansado de que Cablevisión, Multicanal, Fibertel, Flash banda ancha y todas las empresas relacionadas me violen
constantemente sin preguntarme si me gusta.

Y? Pasémosla bien...


3/3/09

Test perdedor



Ya, ya falta poco para la cuarta parte.
Si todavía no te sometiste a los anteriores, hacelo ahora:

Las cuartas partes, dicen, siempre fueron peores.

2/3/09

Borracho

Me gané el mote de Joven Argentino por no tomar alcohol, ni consumir drogas, ni salir hasta altas horas de manera alocada. Lucas, mi amigos Lucas, me empezó a llamar así. Claro, él era todo lo contrario.

Tenía dieciseis años cuando tomé alcohol por primera vez, en Villa Gesell: un destornillador que me dejó tambaleando durante gran parte de la noche. Desde entonces, ése fue mi trago de cabecera (y mi único trago). Soy un tanto reacio a las novedades, a los cambios. Siempre tomaba un poquito, un trago, a lo sumo dos en una noche. Nada de emborracharse.

Así, sobrio, sin antecedentes, llegué a los veinte años, a una fiesta despedida de un amigo que se iba de viaje. Eramos muchos, muchísimos, en la casa de Pablo L, uno de los muchachos del grupo. Otro sobrio por elección.

Había cerveza, pero no me gusta la cerveza. Había vino, pero no me gusta el vino. Había tragos, pero... Bueno, empecé a probar los tragos. Ron+Coca, vodka+jugos, gaseosas+loquevenga y (comenzamos a desconocer a esa persona protagonista) Jota empezó a perder el sentido de la realidad y a desconectarse del mundo. Y a tomar cerveza y vino, todo lo que no le gustaba.

Para ser su primer 'pedo', fue un tanto triste. Un tanto ASI de triste.

A los cinco minutos Jota lloraba por los rincones, miraba gente y la saludaba con abrazos al murmullo de "vosss shabés qjjjue te quiero musscho, no?". Así, por todos lados, así a todos: amigos, amigas, ex novia, amigos, amigas, ex novia. Ida y vuelta.

En un momento fue a la cocina, enchastrada de pé a pá, y no pudo mantenerse en pie. Por esas épocas, una publicidad televisiva (no recuerdo si era de chicles o de qué cosa) mostraba a un tipo mordiendo una cebolla. Mi amigo Tele, aprovechándose del estado de Jota, le dio una cebolla y le dijo 'mordela, como en la propaganda'.

Jota tuvo un rapto de lucidez y, con la cebolla ya en la boca, a punto de ser mordida, se avivó del chiste.

Después de unas horas, Jota mejoró. Sentado en la cocina, escuchaba cómo sus amigos charlaban de algo. De pronto... estalló nuevamente en llanto.

-Qué pasa?? qué te pasa!!! -le preguntaban al pobre Jota.
-No vessh cómo estáaa?? Pobreeeeeeee, no la puedo ver así!!!!! -respondió Jota después de ver a su amiga Cora en peor estado que él.

Mucho más tarde, Jota, o sea yo (ya estamos en condiciones de hacernos cargo de nuestra realidad), ya había dejado de tomar y estaba en casi perfectas condiciones. Sobrio, sereno, medido pero mareado, le pedí a Arcu que me acompañara al baño a lavarme la cara.

-Boludo! Mirá cómo tengo los ojos!! -me sorprendí.
-...
-Boludo en serio! Mirá!! Qué me pasó?
-Me estás cargando?
-No...
-Estuviste llorando toda la noche, pelotudo!!
-Y por qué?
-...

No me acordaba de nada. De nada. Con las horas, con los días, recordé ciertas cosas que hoy cuento en exclusiva para todos (suena re bien el 'en exclusiva'). Esa fue mi primera borrachera.

Lamentablemente, no fue la última...

Yo no me quiero casar... (II)

Después de un par de días de meditarlo con la almohada, decidí qué hacer con la señorita protagonista de un par de post atrás. En realidad, ...