27/7/08

Descubrimiento: quién mata billetera

El viajar es un placer, y a la vez una manera de ir descubriendo cosas. Lugares, gente, situaciones... y realidades. Es el caso de una de las noches que pasé en Ajax, en las afueras de Toronto, cuando visité a G.

--Querés salir hoy?-, consultó G.
--Solo?
--No, boludo, conmigo... cómo te voy a decir si querés salir solo...
--Qué se yo, sos raro...
--No, conmigo. Si querés vamos a un boliche que está cerca de casa.
--Hay algo además de vacas cerca de tu casa?
--No vas a poder creer las minas que hay.
--Bueno, vamos...

Fuimos.

Llegamos temprano, 21.45, para comer. Igual, no es temprano en Canadá: la gente cena a las 18.30/19, los boliches cierran a las 2.30 (a las 2 dejan de vender alcohol y a las 2.31 si no te fuiste te echan a patadas). Comimos. Llega un amigo de G, compañero del trabajo. A las 22.20 hay alrededor de 100 minas y 20 tipos. Minas para todos los gustos: blancas, negras, orientales; latinas o canadienses; flacas, gordas; viejas, pendejas; de todo.
Me tomo un cuba libre
Y otro
y otro
y medio

"No puedo más", le digo a G. "Tomá. Pedime otra cosa, un Smirnoff Ice", agrego. "Es un trago de mina", me aclara G. Su amigo, en inglés, parece decir lo mismo (lógico: no le entendía una goma).

A las 12.30, después de haber intentado hablar, o simularlo, con unas cuantas en el idioma local, me doy por vencido. Le pongo ganas, ellas también, pero se agota rápido. "I want to be married with you", digo semiborracho. A las 0.35 empiezan a llegar ellos...

Ellos son altos, o bajos, flacos o gordos, musculosos o rastas desarreglados, casi impresentables. Pero son negros, negro es su color de piel. No lo digo despectivamente, sino a modo de descripción (aclaro). Y en ese instante todos los no negros dejan (dejamos) de existir para las mujeres. Mientras G y yo hablamos con una (Loreley, que no está buena pero bueno... se entiende el estado de ebriedad), pasa uno de ellos por detrás. Ella, Loreley, deja de prestar atención. Relojea. Se da vuelta. Le dice algo a la amiga. Y desaparece.
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Se les tiraban encima. Lo juro.
Los franeleaban
Los tipos, ídolos, no hacían nada. Esperaban. Se hacían los distraídos, los que no tenían ningún interés.
Para ellos era cuestión de saber elegir.

Igualmente nos quedamos, obviamente; no nos dimos por vencidos. Tiroteé a algunas más. Ni pelota. G bailoteó con una fea y se le enamoró. A las 2.30, arafue todos. Los blancos u orientales, solos. Los negros, con dos, tres o cuatro, hasta que se decidían. Cuando se decidían, las otras se iban, perdedoras, sin siquiera pensar en tener un premio consuelo argentino.

Lo sabemos: la tienen grande.
Lo saben ellas también.
Lo confirma esto.
Y también confirma que así como en la Argentina de Diego billetera mata galán, en algunos lugares el tamaño mata todo lo demás.


Volvimos con G caminando hasta su casa, un kilómetro y medio haciendo círculos al costado de la ruta (como buen ciudadano, como pensaba tomar dejó su auto en el garage). Volvimos como nos fuimos: solos. Terminamos como lo hacíamos cada noche perdedora: jugando a la PlayStation, comiendo un sánguche de jamón crudo y queso recalentado en el microondas

13 comentarios:

solciss dijo...

Jaja! me mató lo del "premio consuelo argentino"!!

En cuánto al tamaño.. no sé. Yo diría que es un mito..

un abrazo!
que disfrutes tu domingo!!

Anónimo dijo...

:) Me gusto lo de la play y el sanguchito.. jeje
A nosotras nos pasa igual, chocolate, licorcito tele un toque y a dormir.. cuando perdemos.

Enlafrontera dijo...

no te hagas problema nunca es mal momento para pasar.
un abrazo

Mery dijo...

Opino como Solciss, creo que lo del tamaño en los negros es un mito.
Ahora agrego: que ingratas que no supieron aprovechar dos hombrazos argentinos!! No saben lo que se pierden...

Anónimo dijo...

No sé como será eso del tamaño, solo digo que los negros me encantan y sin pensar en su sexo. Son sexys (no todos, obvio), son negros, al lado mio marcan un super contraste (y eso me encanta, imaginar mi piel al lado de la de un negro) que genial..
un beso

cami dijo...

yo me quiero casar con un negro pero nada más porque quiero tener una hija negra que pueda ser todo lo que yo quise y no pude en la vida: ser negra.... qué onda y qué culo tienen esas minas, dios.... y en cambio las blancuchas, pobrecitas de nosotras...

Anónimo dijo...

...si hubieran sido chicas en vez de chicos, el premio consuelo hubiera sido otro?

Jota dijo...

no entendí tu pregunta, "me lo pregunto". Si pasás de nuevo, explicate. Si hubieran sido chicas quiénes? Los morochos? Nosotros? No entiendo...

Solciss, si es un mito, está bien esparcido en la sociedad canadiense...

Vani, compro el licorcito con la tele, eh. Aun en ganador.

Mery, es cierto, qué ingratas!! No saben el Jota que se perdieron!

Cursi, a vos lo que te tienta es el mito... admitilo

Cami, hay blanquitas con hermosos culos, eh! Doy fe!

V dijo...

genial contado como siempre, Jota. Gran narrador antes que perdedor! ;-)
beso,
V

PD: presta atencion a la hora de este comment, please y decime que algo no esta bien.

Marchante dijo...

´juaaaaaaaaa
terminaron con la PLAY y SANGUCHES DE CRUDOOOOOOOO
genio JOta!
Cero perdedor!

Ivanna dijo...

'Que se yo, sos raro' Esta buenisimooo!! En cuanto a tu teor�a, si, tenes razon.

nosotras dijo...

Si ese mito fuera realidad, todos los paises no habitados por negros, estarian poblados de hombres solamente...pensalo.

Anónimo dijo...

Yo siempre fui el premio consuelo que nunca elegían.. hasta que llego una pirucha que me adopto como mascota :P

P.D: Soy morocho eso cuenta? XD

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